Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Jesús R, Lucía, Manolo, Lily, Lola, Paco Zambrana y Jesús C.
Distancia recorrida: 15,5 km
Desnivel acumulado: 850 m
Desayuno en Casa Carmen, en Guájar Alto, poco antes de llegar a la plaza donde para el autobús. Tostadas grandes, con tomate y con jamón aceptable según los que lo tomaron. Nos invitó Zambrana por su cumpleaños. ¡¡¡ Muchas felicidades, Paco!!!
El hombre es capaz de colonizar cualquier zona por difícil que sea. Un caso claro es el valle de los Guájares, tan escarpado, tan reducido, que se diría que allí no se puede sobrevivir. Pues hay nada menos que tres pueblos dedicados hoy al aguacate y mango, en unas laderas y con unos bancales inverosímiles, llevando el agua desde lejos con acequias y tuberías. Unas condiciones muy penosas.
Después del buen desayuno
comenzamos a caminar poco antes de las 9,30, saliendo de la plaza por una calle
al sur, llana, que va hacia la escuela, con una hermosa fuente. La calle
después desciende fuertemente, toca la carretera de entrada al pueblo y baja un
poco más a cruzar el barranco del Curato. Desde el barranco sube, con algunos
repechos potentes. Vamos por un carril hormigonado que se divide poco más
arriba, yendo el de la izquierda, a la senda del río de la Toba, hacia Guájar
Faragüit, por él volveremos, mas ahora tomamos a la derecha remontando una nave
de ganado, entrando en unos olivares desde los que se tiene una bonita vista de
Guájar Alto.
El carril se divide. Nosotros
seguimos el de la izquierda, hormigonado, que desciende para cruzar los
barrancos del Saucillo y de Juan Díaz, ambos sin agua, aunque en el cajero del
carril hay plantas amantes de la humedad como la flor de viuda, indicando que
esos barrancos traerán agua a poco que llueva. El agua de estos barrancos está
explotada con unas grandes albercas que regarán los aguacates por los que
pasamos.
Termina el hormigón y sigue el
carril terrizo ascendiendo y haciéndonos sudar en esta mañana cálida, sin
viento y sin sombra. El carril da una curva de casi 360º precisamente donde
parte una senda al noreste por la que regresaremos. Poco más arriba dejamos el
carril para tomar la senda de Jurite. Entramos en un pinar de pino carrasco que
nos quita el sol.
La senda está muy bien trazada,
con pendiente uniforme y relativamente suave. Lleva el valle del Cerrajón a la
derecha, por una zona de pinos, con tajos en la caliza, algunos grandes. Una
zona muy bonita unida a una senda agradable y sombreada porque además de los
pinos, el cerro que llevamos a la izquierda nos protege. No se adivina por
donde dejará la senda el valle, pues no se avista ningún puertecillo, pero en
la parte del nacimiento del barranco deja la dirección sur para tomar la sureste,
llega a un cortijillo medio abandonado y lleno de porquería, aunque es
reciente, y desemboca en el carril de la Guindalera a la altura de las viñas de
Calvente.
Las viñas estaban bien
vendimiadas. A duras penas hemos encontrado algún redrojo para saciar la sed. Y
con ese aporte de azúcares hemos continuado carril arriba acompañados por el
sol. Hemos dejado a la derecha el ramal que va a Ítrabo y al valle del río
Verde para continuar llaneando hasta el puertecillo al pie de la Guindalera.
Se ha discutido un poco si ir al
castaño de Jurite primero y subir a la Guindalera después o ir primero a la
Guindalera. Está última ha sido la opción elegida, así que nos hemos enfrentado
a la empinada subida, despacio, cada uno a su ritmo. Unos redrojos de moscatel
nos han dado un poco más de fuerza para llegar al vértice de la Guindalera,
altura máxima de la ruta.
El siguiente objetivo era el gran
castaño de Jurite. Por el carril al este hemos descendido para encontrarnos con
unos bancales nuevos por donde antes iba la senda. Ahora hay que dar toda la
vuelta al bancal superior y a una gran alberca metálica. Habrá allí alrededor
de 2 ha. que suponemos, se plantarán de viña.
Hemos bajado a los cortijos de
Jurite, cada vez más derruidos, y de allí al gran castaño. Siempre es una
delicia contemplarlo, más ahora con las hojas verde brillante y los erizos a
punto de abrir. Era temprano, alrededor de la una, pero bajo el castaño se
estaba tan bien que hemos elegido esa sombra como restaurante. Chacina,
pimientos asados y tomates ha sido el aperitivo, seguido de tortilla, ensalada
de pasta y garbanzos con jibia después. Filetillos tiernos, solomillo con ajos
y un par de excelentes quesos ha sido la terminación. Para beber, cervezas
frescas y vinos del Bierzo y de Méntrida, tés y orujos.
Las viñas alrededor del castaño
nos han provisto de unos buenos racimos de moscatel, le hemos dicho adiós al
castaño que tan agradablemente nos ha cobijado y hemos partido hacia el
puertecillo al pie de la Guindalera.
Luego por el carril que habíamos traído hemos sobrepasado las viñas de
Calvente y hemos seguido descendiendo carril adelante por la cañada de la Cruz,
al comienzo de la senda de Jurite y poco más abajo a tomar otra senda a la
derecha, senda que no habíamos hollado.
Baja esa senda entre pinos hacia
el norte hasta encontrar la del río de la Toba que va entre los Guájar Alto y
Faragüit, senda que hemos tomado a la izquierda para descender al barranco de
la Fuente Santa y a Guájar Alto.
En las sombrillas de Casa Carmen
hemos tomado unos bien merecidos refrescos. Necesitábamos hidratación y
descanso. Pili ha tenido a bien invitarnos porque el domingo será su santo, la
Virgen del Pilar. ¡¡¡ Felicidades Pili!!!
Unas sendas muy bonitas y unos
carriles con el sol aún implacable.
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