jueves, 12 de octubre de 2023

MIÉRCOLES 11 DE OCTUBRE 2023: PRADO NEGRO. CERROS TRINCADERO,ZOJOR Y PICÓN

 

Participantes: Fini, Antonio Muñoz, Lucía, Lily, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Manolo y Jesús.

Distancia recorrida: 11,9 km

Desnivel acumulado: 460 m

Desayuno en la gasolinera de Beas. Usieto tuvo la amabilidad de invitarnos porque mañana se celebra el Pilar. ¡¡¡Muchas gracias Antonio!!!

Aparcamos en la carretera a Prado Negro, frente a la cañada del Moro y de allí continuamos por la carretera hacia Prado Negro. El barranco de Fuente Grande llevaba un poquito de agua a pesar de la sequía.

Prado Negro se ha convertido en una barriada poblada de chalets donde las antiguas huertas pasaron a ser solares para edificar y ahora han devenido en jardines y algún huertecillo. Chalets con sus correspondientes perros gritadores que molestan a los pacíficos caminantes. Había también unos cuantos caballos sueltos comiendo lo que podían de los árboles y de las matas del suelo.

La pista asfaltada termina en unos campos preparados para aparcamiento y nosotros seguimos por la pista terriza, a la derecha, por debajo de los aparcamientos, entre los chopos, sauces, nogueras y cerezos de los chalets. Más adelante la pista se divide. Dejamos el ramal de la izquierda que sube a la cortijada de Pedro Andrés y tomamos el de la derecha paralelos al arroyo de Prado Negro.

La pista termina a la entrada de un chalet y tomamos la senda que parte a la izquierda, por la valla del chalet, junto a una fuentecilla de obra, muy bien arreglada, con su chorrito de agua en esta época de sequía. Antonio supone que el agua viene de la fuente de la Doncella. Poco más adelante pasamos junto a las ruinas del cortijo de la Doncella y sobre él debe estar la fuente homónima.

Este tramo del recorrido está señalizado como PR. Es el PR-A 386 entre Prado Negro y Sillar Baja. Junto con el PR cruzamos el cauce del barranco de Prado Negro para internarnos en un bonito encinar que precede a los llanos de la Doncella o del Trincadero, desarbolados porque en ellos se cultivó hasta hace poco. En los llanos tenemos de frente, al este, el collado de Rojo a donde se dirige el PR, mientras que nosotros seguimos a la derecha para rodear los peñones del Trincadero por el sur, por la cañada del Trincadero, pasando antes por la fuente de la Pileta, sin agua.

En el collado del Trincadero damos vista al este, a la cañada que baja a los Sillar Alto y Bajo y a los cerros Zojor y Cucadero a la derecha. Hacia el Zojor nos dirigimos y en su cumbre, al fresquito, charlamos un rato y tomamos un breve Ángelus.

Del Zojor continuamos al oeste hacia el cerro Picón dejando a la derecha otro cerro más plano con las bases para un par de torres de electricidad en su cima. La subida al Picón resulta complicada y Antonio Muñoz tuvo que ejercer de explorador para dirigir al grupo por donde el acceso era algo mejor. Descendimos por el oeste, por una zona más fácil que la subida al principio, aunque luego se complicó en una ladera con fuerte pendiente y con piedrecillas resbaladizas.

Una vez alcanzada la pista teníamos ya el camino expedito hacia el restaurante. La pista desciende por el valle del barranco Almuéjar, pasa por el collado del Haza del Horno y va rodeando el cerro Almuéjar que llevamos a la derecha. Acortamos en algunos zigzags de la pista y finalmente la abandonamos cuando ya tenemos cerca el cortijo de la Ermita de San Antonio por una senda que sigue rodeando el cerro Almuéjar. Pasamos por el imponente tajo del Despeñadero para entrar en el valle del arroyo de Prado Negro, por una senda empedrada y muy utilizada.

Cruzamos el arroyo y entramos en el caserío de Prado Negro justo por el restaurante El Jabalí, donde teníamos reservada mesa, a la sombra, al fresquito, en esa deliciosa terraza.

Comenzamos por unas cervezas frías, aperitivos de ensaladas, morcilla, chorizo y sangre, y luego unos platos de jabalí y chivo con patatas panadera. Todo delicioso. Para beber un syrah Méndez Moya de Baza, rico también. Postres, cafés y chupitos de ron a falta de orujo.

Quedaba poco más de 1 km hasta el coche, camino que vino bien para asentar la comida.

Día estupendo, con sol, poco calor, poco viento, por unos bosques de encina preciosos. Y una caminata cortita que se agradece.

La Ruta











En el collado Trincadero



Subiendo al cerro Zojor




En la cima del cerro Zojor


Subiendo al cerro Picón

En la cima del cerro Picón








El tajo del Despeñadero

















jueves, 5 de octubre de 2023

MIÉRCOLES 4 DE OCTUBRE 2023: LA RÁBITA DE TORROX

 

Participantes: Miguel de Alhaurín, Pili, Lily, Lucía, Antonio de Fornes, Antonio Usieto, Manolo y Jesús.

Distancia recorrida: 16,5 km

Desnivel acumulado: 750 m

Desayuno en la gasolinera de Nerja, invitados por Miguel de Alhaurín para celebrar San Miguel. FELICIDADES MIGUEL.

Cada vez se nos hace más difícil buscar rutas. ¡Las hemos repetido tantas veces! Manolo, en su afán por recopilar vértices geodésicos, descubrió el de la Rávita de Torrox y preparó una ruta desde Torrox. Hoy la hemos puesto en práctica.

Torrox tiene un gran aparcamiento cerca de la carretera a Cómpeta. Allí había pensado Manolo aparcar sin contar con que estos días son la feria de Torrox y ese aparcamiento precisamente estaba ocupado con las atracciones de las ferias. Vedado ese aparcamiento hemos entrado por la circunvalación al norte del pueblo hasta que hemos encontrado sitio para aparcar.

Hemos comenzado la caminata por esa circunvalación yendo al oeste para, en un punto, dejarla y tomar un carril hormigonado al norte. Carril empinadísimo que nos ha puesto a sudar en cuanto hemos entrado en él. El carril va por la cresta de la colina entre la carretera de Cómpeta al oeste y el valle del río Torrox al este, y no da tregua, siempre subiendo con tramos muy empinados.

El carril está continuamente jalonado por casas, guardadas por perros más o menos gritones, almendros, olivos y muchos aguacates. A lo largo del carril siempre hay gomas de riego y cuadros de distribución de agua. El agua es un elemento crucial en la vida torroxeña.

En un tramo cortito el carril desciende para cruzarse con otro carril que viene desde la carretera, oeste, al valle del río, este. El descenso dura muy poco y nuestro carril sigue al norte con su tónica siempre ascendente con tramos muy empinados. Por esta zona ya se ve el cerro de la Rávita allá arriba. Uf, ¡lo que nos queda por subir aún!

Seguimos entre las casas, algunas enormes, para dejar este carril por otro a la derecha ya por la falda del cerro de la Rávita. Ese carril termina y hay que hacer un corto trayecto monte a través, ascendiendo, cómo no, hasta coronar el cerro de la Rávita con su vértice geodésico. Sorprende que allá arriba, en la cima del cerro, queden los restos de un buen cortijo.

Después de la sesión de fotos dejamos la cima para bajar hacia el norte por un viejo viñedo y buen olivar. Esta tierra de labor era el sostén y la razón de ser del cortijo de la Rávita. Nos hemos dedicado a buscar racimos de uva en las añosas cepas. Y hemos encontrado un montón. La sorpresa ha sido que no eran moscatel, sino de uva de hollejo duro para vinificar. Hace más de 50 años, cuando se plantaron estas viñas, ya se hizo con variedades para vino en vez de para pasas. Los olivos estaban cargaditos de aceituna. Lástima que todas estuvieran picadas de la mosca.

Por un carrilillo secundario hemos salido a uno más principal que iba en dirección noreste, hacia el comienzo del carril a la Fábrica de la Luz. En los alrededores de la carretera Torrox-Cómpeta hemos parado un poquito, a la sombra, para descansar más que para hacer el refrigerio del Ángelus, pues con la uva que habíamos tomado teníamos poco apetito. Aun así, han salido unas almendras y unas pipas de calabaza.

En el puerto de la carretera hemos tomado el carril que desciende hacia el río. Lo llevábamos de bajada, porque la inclinación era tremenda. Ese carril continúa con otro paralelo al cauce del río Torrox, entre olivares y aguacates, que va ya en dirección sur hacia Torrox. Es el camino Viejo de Granada por el que hemos ido un buen trecho hasta que Manolo ha encontrado otro que bajaba al río y empalmaba con otro al sur, hacia Torrox.

La bajada al río, empinadísima, intratable si no hubiera estado hormigonada. El objetivo del río era buscar una sombra, a poder ser cerca del cauce, para almorzar. En un cañaveral con su chorrito de agua hemos encontrado nuestro restaurante. Almuerzo muy tranquilo pues teníamos el pueblo de Torrox ya cercano.

Hemos abierto boca con unas cervecitas heladas y chacina variada, después unas gambitas deliciosas, una tortilla, una ensalada con atún y aguacate, unos guisantes con jamón, un pastel de atún, unas mollejas, un rico pollo con tomate casero, unos filetillos tiernísimos… y quizá algo más que olvido. Quesos para terminar. Y para beber vinos de Rioja, La Mancha, Ribera y Bierzo, terminando con té y orujo.

La charla se ha prolongado un buen rato después del ágape. Nadie tenía ganas de levantar el campo, pero al final hemos hecho de tripas corazón y hemos salido al sol y al carril para continuar caminando hacia Torrox por encima de un enorme estanque. Hemos entrado en el pueblo por la circunvalación y ahí cerquita estaban los coches.

Magnífico día, nublado en la mañana, soleado después, caluroso, aunque aliviado con la brisa del levante.

La Ruta
Torrox

Descanso para reponer líquidos


Subiendo a la cumbre de la Rábita
Vértice Geodésico de la Rábita 698 m
Admirando el paisaje

Al lado del cortijo de la cumbre

Bajada de la Rábita
El olivo cargado de aceitunas









Graciosa señal
Viendo lo que es, te imaginas lo que fue
Los vinos en el reguerillo del río Torrox
El restaurante
El reposo
De regreso a Torrox


Contemplando las calabazas



La cervecita final