Participantes: Trini, Rafa Lozano, Fini, Antonio Muñoz, Rafa Rueda, Lucía, Victoria, Miguel Arcas, Manolo, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Antonio Jiménez, Lily y Jesús
Distancia recorrida: 10 km
Desnivel acumulado: 420 m
Desayuno en el bar Trébol de Dúdar, medias tostadas generosas con aceite y aceite con ajos. No sabemos precio porque nos invitó Rafa Lozano.
El objetivo principal del día era
tomar un choto hecho por nuestro amigo Rafa Lozano en su casa de Dúdar. La
caminata era secundaria, pero también la tuvimos.
Partimos del área recreativa de
la presa del embalse de Quéntar en una mañana fresquita, algo ventosa, con
alguna nube, aunque sin atisbos de lluvia. La primera sorpresa fue la profundísima
garganta del río Aguas Blancas aguas abajo de la presa del embalse. ¡Qué
tajos!, ¡qué estrechez de garganta!, ¡qué profundidad!, impresionante cahorro.
Con razón el camino de Quéntar al Tocón de Quéntar era por lo alto de la loma
Bermeja, lejos del cauce del río. Por aquí el paso era imposible.
Siguiendo la pista de la presa
ascendimos hasta el cerrillo con una escultura de una cabra. En él se ha hecho
un mirador, a modo de castillete, y hasta él sube una senda desde el río,
protegida en parte por una potente barandilla. La intención es abrir un sendero
desde Quéntar, cruzar el río mediante un puente colgante y llegar al mirador.
Dejamos el carril a la Argumosa y
continuamos por la pista del Tintín con el cerro del Castillejo a la izquierda
y el Tintín encajonado entre el cerro y nosotros. Más adelante llegamos al paso
aéreo de la acequia del Du con el cauce del arroyo a nuestra altura, cruzamos
el arroyo a su orilla derecha y continuamos siguiendo las huertecillas del
Tintín hasta que el barranco de Haza Redonda se une al Tintín. Allí cruzamos a
la orilla izquierda del arroyo para comenzar el ascenso a las crestas de los
cerros de la orilla izquierda del valle del Tintín.
Subimos por una senda bien
marcada, utilizada, cuyo final es Güéjar Sierra, pero nosotros la dejamos al
llegar a la cresta tomando un desvío secundario, a la derecha, para crestear
primero por un cerro y luego por otro más prominente con restos de trincheras
de la Guerra Civil. En este cerro, protegidos del viento por las trincheras,
hicimos la paradita del Ángelus con tortas de chicharrones y de azúcar que Fini
llevaba.
Desde este segundo cerro la senda
está más marcada, principalmente por las motos, yendo al oeste, con el cerro de
Haza Redonda a la derecha y la hoya de la Argumosa a la izquierda, esta última
amplísima, con grandes parcelas de cultivo, de olivo principalmente, y el
enorme caserón de la Argumosa. La gran finca de la Argumosa está dedicada a
explotación agrícola y complementada por alojamientos rurales en el gran
caserón.
La senda gira al noroeste bajando
al comienzo del barranco Meazorras, con un almendral en plena floración,
precioso. En la cabecera del barranco hay un enclave del raro Astragalus
alopecuroides, sorprendente por la gran altura de sus tallos. Ahí comienza
un carrilillo que baja a la pista del Tintín y por la pista al aparcamiento al
lado de la presa.
Poco más de las 14h llegamos a la
casa de Rafa llamada Molino del Pan porque fue molino harinero. Rafa ha hecho
una restauración preciosa y en el amplísimo salón de la parte baja ha
conservado las muelas de piedra y artilugios del molino que ahora adornan y le
dan un toque muy original al salón.
Saludamos al padre de Rafa, 92
años, excelentemente llevados, con una movilidad y una agilidad mental
envidiable. Había ido a ayudar a Rafa a preparar el choto que al final se cocinó
siguiendo la receta del padre.
En la zona de barbacoa tuvimos el
aperitivo con mojama, gambas, ensaladilla rusa, remojón granadino, aguacate,
guacamole mexicano y algo de chacina. Pasamos después al gran salón, a una mesa
preparada como de restaurante de categoría, para dar cuenta del choto.
Exquisito manjar acompañado de patatas asadas. Nos pusimos redondicos de comer
y beber. Vinieron luego los quesos y los postres de flan y huevos nevados;
terminamos con té de la sierra y orujos.
Día memorable en agradabilísima
compañía. Muchas gracias Rafa y Trini por este día tan extraordinario.
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