PARTICIPANTES: María Victoria, Lily, Lola, Enrique, Antonio S, Antonio U, Miguel G,
Rafa, Luis y Manuel D.
RECORRIDO: 20 km con desnivel acumulado de 880 m.
PARTICIPANTES: María Victoria, Lily, Lola, Enrique, Antonio S, Antonio U, Miguel G,
Rafa, Luis y Manuel D.
RECORRIDO: 20 km con desnivel acumulado de 880 m.
Participantes: Pili y Paco
Ponferrada, Lily, Paco Hernando, Manolo y Jesús
Recorrido: 15,5 km con desnivel
de 920 m.
Habíamos previsto el desayuno en
la cafetería-pastelería Bonela, la de siempre. Estaba cerrada. Paco y Pili
encontraron un bar en la plaza del Ayuntamiento donde una pareja de nuestra
edad, muy amables, nos prepararon cafés, molletes, aceite, lomo en manteca y
tejeringos. Salimos redondicos. Incomparablemente mejor que la Bonela. Además,
Manolo tuvo a bien invitarnos por su reciente cumpleaños. MUCHAS GRACIAS MANOLO
Y QUE CELEBREMOS TU CUMPLEAÑOS MUCHAS VECES.
Llevamos decenas de años pateando
las sierras malagueñas y todavía guardan rincones inexplorados. Hemos subido al
Grajo muchas veces, pero Paco Hernando y Jesús nunca lo habían hecho desde
Casarabonela.
Partimos del aparcamiento de
Casarabonela hacia Puerto Martínez en una mañana parcialmente nubosa, con un
poco de viento y muy buena temperatura para ser mediados de noviembre: todos de
manga corta.
La senda a Puerto Martínez, la
que llaman “calzada romana” estaba con señales para alguna carrera de montaña,
limpia, con su magnífico empedrado. Es una vereda muy amplia con las cunetas y
vierteaguas cuidados, hecha a conciencia. No sería de extrañar que fuese
romana. Este tramo del recorrido es especialmente bonito porque se tiene el
contraste de la vegetación de pinos y matorral de la montaña con la blancura de
Casarabonela y las verdes parcelas de cultivo del valle del arroyo de
Casarabonela. Tuvimos además la suerte de que un águila revoloteó sobre
nosotros para ir a posarse en un pino cercano. Un bonito e infrecuente
espectáculo.
Desde Puerto Martínez teníamos
tracks que indicaban el recorrido a Alcaparaín tanto por el oeste como por el
este. Ambas sendas se unían a media ladera para ir juntas al pico. Tomamos la
del este, la de la derecha, siguiendo la Gran Senda de Málaga y el PR-A 271 de
Puerto Martínez a Alcaparaín. Esta senda sigue siendo muy amplia, con buen piso
y ligera subida hasta el cruce donde se desvía a la izquierda el PR y nosotros
con él abandonamos la Gran Senda.
Sube ahora la senda con un poco
más de inclinación, muy uniforme, y manteniendo el buen piso por el pinar de
pino carrasco hasta encontrar a la que de Puerto Martínez va por el oeste. Por
ella pensábamos bajar.
Caminábamos a buen paso, sin
esforzarnos, charlando y asombrándonos de la bien trazada y limpia senda cuando
encontramos a un par de operarios que estaban poniendo las cintas indicadoras
para la carrera de montaña. Iba a ser el sábado 19 y allí estaban sacando la
carrera de la vereda para darle un poco más de emoción y dureza. Ellos nos
indicaron que la carrera subía por la ladera detrás de la cresta siguiente.
En la cresta se ven con claridad
las sendas que cortan la ladera este de Alcaparaín. Todas estas sendas se
hicieron para la repoblación forestal. A fe que trabajaron, y muy bien, para
trazar tantísimos caminos. Llegamos al cruce donde la senda de la carrera se
unía a la nuestra para subir al pico del Grajo y pensamos que ya decidiríamos
después, al regreso, si tomábamos o no esa alternativa desconocida.
El pico se nos mostraba a veces
despejado y la mayor parte del tiempo con su cucurucho de niebla. Nos
adentramos en un tramo precioso, muy agreste, con peñascales y tajos por
doquier, tramo que la senda salva a base de albarradas para sujetarla. Desde
este tramo hay unas vistas espectaculares de Sierra Prieta y de Casarabonela
allá abajo contrastando con los cercanos tajos. Además, la luz acompañaba para
hacer las fotos, sin sol pero con mucha luminosidad.
Al llegar bajo el pico la senda se divide. Un
ramal, la senda verdadera, sigue al oeste a unirse con la que traemos otras
veces del llano de Alcaparaín. El otro ramal va al norte, hacia el pico, por
una cañada. Tomamos este ramal. Se trata de una senda de montañero, mala, pero
que estaba adecentada y señalada para la carrera. Aún así todos pensamos que
esa subida era mucho mejor que el último tramo al Grajo cuando subimos desde el
llano de Alcaparaín.
En el pico estuvimos lo justo
para hacer unas fotos. El viento soplaba de lo lindo, hacía fresco y la niebla
nos impedía disfrutar de las vistas.
Por la senda de subida
descendimos hasta el cruce con la senda del este. Decidimos explorarla porque
estaba limpia y señalizada ¿qué mejor ocasión? Tomamos la sendita descendiendo.
Es una sendita de huella reducida, de mucho menor rango que la de subida. En un
punto se une a ella otra que viene del sur para ir ambas al norte, llaneando. La
carrera estaba señalizada hacia el sur y por ella seguimos, cruzamos una cresta
para entrar en un tupido pinar por el que, zigzagueando, siempre en dirección
sur, nos llevó a la Gran Senda de Málaga.
Bajo el hermoso pino de la unión
de las sendas almorzamos. Se prepararon los aperitivos con tranquilidad y hubo
de todo, chacina de León, tocinillo ibérico, almendras, tomate, pasado con
cervezas frescas. Salieron después calabaza, croquetas, caballa, tortilla, lomo
tierno… en ese restaurante con excelentes vistas al puerto de los Pescadores,
al mar y al valle del Guadalhorce. De postre uva, té y orujo. Tomamos una
botella de vino extremeño y media de otra del Bierzo. Charla poscomida antes de
levantarnos para proseguir la ruta.
Otra vez disfrutamos de las panorámicas
en la calzada romana, esta vez sin águila. Al lado del aparcamiento terminamos
el día con unos refrescos antes de tomar los coches y regresar. Excelente día,
excelente ruta y excelente compañía.