Canillas-Loma Cortá-Collados de las Lajas, Monticana y de Sedella-Canillas. 12-1-22
Participantes: Pili, Paco
Ponferrada, Victoria, Miguel Ángel, Lucía, Paco Hernando, Manolo, Lily, Antonio
de Fornes y Jesús.
Distancia recorrida: 17,8 km.
Desnivel acumulado 1250 m.
Desayuno en el bar Andalucía de
Canillas. Pan con aceite y bocadillos de aceite y jamón. Aceptable.
Caminata de exploración por Loma
Cortá y por la Lastra del Pino.
En un otoño e invierno tan seco
como llevamos, este miércoles era el único día que daban un poquito de lluvia, poca
1L m-2 repartido desde las 8 a las 12. Esa llovizna no nos iba a
arredrar.
Teníamos previsto salir sobre las
8,30. Salimos cuando daban las 9 en el reloj de la iglesia de Canillas porque Paco-Pili,
Manolo-Lucía-Paco estuvieron ayudando a cambiar una rueda pinchada del coche de
Perpetua. Eran un gran grupo, pero el único que trajo las manos manchadas fue
Paco.
Salimos con los impermeables
porque caía un sirimiri que apenas llegaba al suelo. Enfilamos la cuesta hacia
La Rávita y enseguida hubo que parar a quitarnos ropa porque la temperatura era
muy buena y con los impermeables nos mojábamos más por dentro que por fuera. Ya
estábamos metidos en la niebla que nos acompañaría gran parte del día.
En La Rávita hicimos un alto y
cuando reiniciamos la caminata Pili dio un mal paso y se le produjo un tirón
muscular, doloroso. No era la primera vez que le ocurría. Paco y ella
decidieron volver cuanto antes a Canillas, antes de que se enfriasen los
músculos y tuviese más dolor.
El diezmado equipo continuamos
ascendiendo por Las Hazas para tomar la senda hacia Sedella; debajo, invisible
por la niebla, toda la hoya de los barrancos que bajan de La Capellanía a
formar el Saltillo.
Al pasar por Loma Cortá iniciamos
la exploración de una senda reciente, usada, que baja por la loma hacia el
nacimiento del Saltillo. La senda es muy empinada y termina en la parte baja,
muy cerca de la unión de los barrancos que dan principio al Saltillo.
Desconocemos quién abrió la senda y el objetivo. Parece una tarea inconclusa.
Allá en lo hondo del barranco
hicimos un Ángelus animado por una botella de vino moscatel que Miguel Ángel
trajo como despedida pues marcha el sábado a Malawi. Miguel Ángel y Victoria
querían volver a almorzar a casa. Desde el Ángelus ellos dos y Manolo como guía
iniciaron una marcha más rápida al collado de La Laja donde nos esperaría
Manolo y Victoria y Miguel Ángel bajarían a Sedella.
El resto tomamos con más calma la
dura subida de Loma Cortá y luego la vereda al collado de La Laja, muy ciega de
maleza desde el último barranco al collado. Este trozo de senda si no se limpia
se perderá. En el último trecho de la senda la perdimos y llegamos al collado
de La Laja monte a través.
La niebla continuaba cerrada. No
había visibilidad como para explorar la loma de la Lastra del Pino. Esta
exploración quedaba relegada para otra ocasión. Manolo había guiado a Victoria
y Miguel Ángel al collado de la Monticana y al cortafuegos que desciende al
depósito de agua en la zona del Molino de Sedella. En el cortafuegos nos
reunimos con Manolo y el exiguo grupo de 6 personas continuamos carril abajo.
En la zona del Juncal, donde se
deriva el carril al área recreativa, buscamos refugio en la cañada para comer
al resguardo del viento. Magnífica comida de principio de temporada: chorizos y
cecina de aperitivo, ensalada, aguacate y tomate después, y empanadilla,
albóndigas, pollo, filetillos de lomo e hígado encebollado como platos
principales. Terminamos con queso. Tres botellitas de Toro, Valencia y Bierzo
animaron la comida. Y estrenamos el orujo recién llegado de León.
Para evitar caminar por la
carretera, en vez de bajar por el área recreativa, continuamos carril arriba
hacia Los Pozuelos siguiendo el nuevo trazado de la Gran Senda de Málaga, pero en
vez de continuar hacia el puente del Saltillo continuamos por la cresta de Los
Pozuelos, hacia el sur, hacia la carretera. Por el Corral de Quico dejamos la
cresta para ir a la carretera, al puerto de Sedella y al antiguo trazado de la
Gran Senda de Málaga que del collado bajaba al Almanchares.
El Almanchares llevaba aquí un chorrillo de agua. Increíble en un año tan seco. Y siguiendo el carril a la zona polideportiva de Canillas y a los coches.
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