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El día 20 de Octubre hicimos un recorrido circular saliendo de Sedella, cruzamos el arroyo de la Fuente, subimos por el cortafuegos a la loma de la Fuente, continuamos hasta el cortijo de la Hoya (Junta), cruzamos el río de la Fuente, subimos al cortijo Picaricos, continuamos hasta las Llanadas, bajamos por el carril de Alhama a Salares y conectamos con la senda GR 242 para volver a Sedella.
Recorrido: 20 km.
Desnivel 1.150 m.
La ruta prevista para este día era mas corta porque Paco tenía que volver para su curso de Francés. Por la mañana llego a la cita para informarnos de que no podía acompañarnos, nos sugirió alargar la ruta hasta Picaricos y como estamos en buena forma, una vez allí decidimos alargarla subiendo a las Llanadas y volver a Sedella por el cerro Mosquin y el sendero GR 242.
La subida a la loma de la Fuente la hicimos por el cortafuegos que sale del arroyo y que tiene una pendiente tremenda del 30 %. Paso a paso llegamos a la cima de la loma, mirando cada poco a ver lo que faltaba para acabar el dichoso cortafuegos.
Desde la loma fuimos hacia el cortijo de la Hoya por una vereda que se aprecia perfectamente.
Desde el cortijo vimos que para salir a Picaricos teníamos que subir por las veredas de las cabras, pues no vimos una senda definida. Luchamos con algunos espinos y aulagas y por fin encotramos una senda bien marcada que nos condujo hasta Picaricos.
El resto de la ruta tanto hasta las Llanadas, como la bajada por el cerro Moquin ya fue por carriles sin mayores problemas.
Bajando por el carril de la Cruz del Muerto hacia Salares, tomamos otro carril que sale en la cota de 740 m. hacia la derecha y que bordea el cerro Cuenca, está señalizado con las marcas del GR 242. Seguimos por la acequia que abandonamos poco después para dirigirnos al corral que hay en dirección al puente Romano para volver a Sedella.
COMENTARIO DE PEPE RANEA
Las subida a las Llanadas, que se suponía chunga y desnortada (faltaba el ínclito jefe), resultó bien: Manuel se colgó el GPS y, salvo una subida sin vereda entre aulagas gigantes que nos costó algunos pinchazos, todo bien: las plantas pinchosas (aulagas, piornos, etc.) son malas y rencorosas de cojones, no solamente te duele en el momento, sino que te dejan bultitos para que te sigas rascando los días siguientes.
El recorrido empinado, pero llevadero: molino, arroyo, supercortafuegos, cortijo de la Hoya , subida de los pinchos, cortijo de Cuascuadra, subida y Llanadas. La bajada cómoda y conversacional (despreciamos el cortafuegos). La comida, como siempre, abundante, y esta vez amenizada por una carrera de motos que vimos en primerísima línea.
Como me ha quedado corto, me vais a permitir unos consejos generales: el oficio de montañero es de los más duros y requiere condiciones especiales. Si eres fuerte, verbigracia, Manuel, no tienes problema. Si eres flaco: Juanjipi, tampoco. Si eres como yo, la cosa cambia: tienes que subir bien. Si subes bien, bajas bien. ¿Cómo subir bien?: a tu aire. Cuando la cosa se ponga mala, ni sigas al flaco ni al fuerte. Tú pones tu ritmillo y no mires lo que te falta. ¡Nunca! Es como un piloto automático. Si mis consejos no te valen, ponte a régimen, pero no lo dejes. Piensa que te espera la herencia del poeta: “A los jóvenes erguidos que suben la montaña, dejo mi fe y mi orgullo…”
La Maroma desde la Loma de la Fuente
El Cortijo de la Hoya
El Cortijo de la Hoya desde la vereda de Picaricos
En Picaricos
La comida
Perfil de la ruta
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