Participantes: Dolores, Pilar, Ángel, Pili, Paco Poferrada, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Antonio Jiménez, Lily, Victoria, Manolo, Lucía, Miguel González, Paco Hernando y Jesús.
Distancia recorrida: 11,5 km
Desnivel acumulado: 780 m
Tenemos que dar la bienvenida a Pilar, Dolores y Ángel con los que hacía tiempo que no coincidíamos, y a Paco Hernando, apartado de su querida montaña por causas de fuerza mayor.
Como el mes de marzo ha sido tan
lluvioso, especialmente en el oeste de la provincia, queríamos visitar las
múltiples fuentes, arroyos y cascadas de la sierra Blanca en el entorno de
Puerto Rico. Con ese objetivo planeamos una ruta circular de Puerto Rico, a los
puertos Juan Benítez, Arenal, Adelfillas y del Pino. Dolores nos advirtió que
la cañada de los Monjes traía mucha agua y no se podía cruzar por lo que
decidimos recortar y volver a Puerto Rico desde el Arenal.
A poco de comenzar el camino
descendimos a ver una cascadita del arroyo de Puerto Rico que bajaba con mucha
agua. Paramos después en la fuente de Nuestra Señora de la Paz, con su
chorrillo de agua, pero adornada por la cascada que cae a su izquierda procedente
de la cañada de Cabañiles.
La sierra estaba preciosa, con
ese verde claro de la hierba en plano desarrollo y las flores de orquídeas,
silenes, gamones, linarias, bellis, etc. Una explosión de color en una mañana
serena, clara, con el Rif al fondo del Mediterráneo.
La tubería que baja el agua desde
el nacimiento de Puerto Rico no podía llevar toda el agua que a ella acudía, de
modo que rebosaba y caía formando pequeñas cascaditas en la subida por el tajo
del Travertino. Paramos un momento a visitar la casa y alberca de Puerto Rico
Alto antes de solazarnos con el enorme caudal que salía del manantial. Y eso
que al decir de Pilar y Dolores ya había disminuido mucho. La fuente de la Teja
era un arroyo entre las aneas y la del Chumbar casi no se veía por la cantidad
de agua que caía en forma de cascada por encima de ella. Más arriba vimos la
fuente del Barril por primera vez con agua; en realidad la fuente es una pila o
cocón que rebosa el agua hacia la senda.
Haber recortado la excursión fue
una suerte porque Ángel, a menudo, hacía una paradita para explicar las
propiedades del torvisco, del bayón, del enebro de la miera, de la sillerilla,
del almoradú… Y, claro, con tanta parada se avanzaba muy despacio.
Hicimos el Ángelus en el mirador
del Tajo de Juan Benítez, con extraordinarias vistas a Marbella y al mar, a los
picos de Juan Benítez y Cruz del Juanar, y, sobre todo, a la cañada de Puerto
Rico allá abajo a los pies del abismo. En el puerto de Juan Benítez subimos al
picacho homónimo y convencimos a Pilar para que no hiciera el avión como
acostumbra desde una de las piedras del pico. Descendimos hacia la Adelfilla y
por el Arenal llegamos a la casa del Guarda, lugar elegido como restaurante.
Dolores y Pilar hicieron rancho
aparte, como de costumbre y el resto nos dispusimos a disfrutar de un ágape
memorable.
Comenzamos con unas cervecitas
frescas que hoy, con el sol calentando, apetecían. Los aperitivos fueron de dos
tipos de zanahoria, dos tipos de boquerones en vinagre, chacina y el excelente
y tradicional ajobacalao de Paco. Tuvimos después ensaladas de atún y de
frutas, exquisitas alcachofas, tortilla de patata, pulpo en salsa… terminando
con carne con tomate, hígado encebollado, filetitos tiernos y los quesos. Aún
nos cupo un final dulce de mantecados, bombones y pudding. Para beber, un
blanco de La Mancha y tintos de Cariñena, Valencia, Ribera y Bierzo, además de
los orujos con el té. Y todo ello animado por Pilar que iba y venía de un lado
a otro llevando fiambreras, sirviendo vino y atendiendo al personal. Nunca
habíamos disfrutado de un ágape con camarera.
Nos levantamos con dificultad y
muy poco a poco comenzamos el descenso a la cañada de Puerto Rico. Paramos en
lo que queda de los corrales del Cabrero en la Hoya del Pino, donde Ángel nos
explicó a qué se dedicaban cada uno de los recintos.
De Puerto Rico Alto bajamos por
la senda de Cabañiles atravesando las cañadas de Cabañiles y la Erilla, con su
chorrillo de agua, y para terminar nos acercamos a la cascada donde confluyen
el arroyo de Puerto Rico con la cañada de la Laja. La cascada debía estar
preciosa a tenor del agua que traía el arroyo, pero no pudimos disfrutar de
ella porque la ocultaban un par de pinos que habían caído sobre ella.
Para terminar, Paco Ponferrada,
por su cumpleaños, nos invitó a un refresco en el bar del Fogón del polígono
industrial de Monda. ¡¡¡FELICIDADES, PACO!!!
Lo mejor del día la excelente
compañía y convivencia con los amigos de Marbella e Istán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario