Participantes: Ángel, Luis, Blas, Pili, Paco Ponferrada, Rafa, Manolo, Antonio Usieto y Jesús.
Distancia recorrida: 10,5 km
Desnivel acumulado: 480 m
Ángel nos había propuesto
recorrer un trozo de la falda del pico Plaza de Armas, desde el Postuelo a la
loma del Tesorillo, y hoy fue el día elegido para hacer la ruta.
Para evitar el atasco de Málaga
salimos de Torre del Mar a las 8, ya desayunados para recoger a Manolo y a Rafa
y continuar viaje a Istán. En la carretera de Istán nos juntamos los tres
coches, Luis, Paco y Antonio, sin habérnoslo propuesto. Luis que iba el primero
siguió al hotel Altos de Istán por la carretera mientras Paco y Antonio subimos
por la carretera antigua a recoger a Ángel en su casa de campo, y ya el grupo
completo marchamos a la Vega del Colmenar, lugar de comienzo de la ruta.
Después de la larga preparación
para la caminata salimos por el carril en dirección norte para, enseguida,
dejar el carril principal y tomar el que va al Hoyo del Bote. Este carril
atraviesa el río Verde nada más empezar y allí hicimos los primeros equilibrios
para evitar mojarnos los pies yendo de piedra en piedra. Luis, más listo, pasó
por el vado del carril sin que el agua le llegase poco más arriba de la suela.
Va el carril entre casas y
huertas, de aguacate la mayoría, subiendo, pero pronto lo dejamos para tomar el
carril al Postuelo que sale a la derecha, norte, y sigue ascendiendo por la
ladera, con el sol pegando de pleno. Ahí nos cayeron los primeros goterones de
sudor del día.
Cruzamos la cañada del Postuelo
con su buen chorro de agua. Esta cañada nace en la fuente de la Hoyanca y
recibe después al arroyillo del Postuelo que baja del puerto del Postuelo y lo
llevamos a nuestra izquierda mientras subimos. En Istán arroyo es un vallecito
de menor importancia que cañada, de ahí que el arroyo del Postuelo desemboque
en la cañada del Postuelo.
El puerto del Postuelo se forma
en una pequeña depresión entre el cerrillo del Mirador del Postuelo y la loma
que baja de Plaza de Armas que aquí recibe el nombre de loma del Postuelo. En
el puerto se termina la subida de la mañana porque desde aquí el carril llanea
con pequeñas subiditas y bajadas. Después del puerto entramos en el valle del
Helechal, formado entre las lomas del Postuelo al sur y de Juan Ortíz al norte.
El arroyo del Helechal también lleva siempre agua.
Al pasar la loma de Juan Ortíz
entramos en el valle del Balatín vertebrado por el arroyo del Balatín. Del
carril hacia abajo, hacia el río Verde, ha habido siempre unas cuantas familias
viviendo, bien en chozas bien en casas. Hoy algunas de esas familias siguen
conservando casa allí y otros han venido de nuevo para construir también sus
casas.
El arroyo del Balatín tiene
siempre agua. Ahora se emplea para regar algunas huertas y para el suministro a
las casas. Poco después de cruzar el cauce del Balatín sale a la derecha un
carril que recorre parte de las casas y baja a cruzar el río Verde. Nosotros
dejamos ese carril y continuamos por el nuestro hasta la majada del Lentisco
que es donde termina. Desde la majada al norte se entra en la loma de los
Tesorillos porque se dice que por allí enterraron sus tesoros gentes que
vivieron en el Balatín.
Al terminar el carril principia
una senda, recién limpiada, que va llaneando primero y descendiendo después por
la loma de los Tesorillos. El descenso se ha marcado cortando algo de maleza,
pero la senda como tal no está aún hecha. Baja la pre-senda con mucha
inclinación porque no se ha hecho ningún zigzag que suavice la loma. Suponemos
que cuando la brigada constructora de la senda termine su labor se bajará por
la loma con mucha más comodidad. Nosotros bajamos ayudados de las ramas del
matorral y gracias a que Ángel quitó con su hacha las ramas que más estorbaban.
Al llegar al río Verde vino otra
tanda de equilibrios por las piedras para cruzarlo sin mojarnos las botas. A
unos metros del cauce, por la orilla izquierda, llagamos al carril que va a Las
Arcas y que tomamos a la derecha, al sur, hacia Istán.
El carril va remontando la ladera
dejando el cauce del Verde cada vez más abajo, cruza el arroyo del Capitán,
este sin agua, y cuando corona el tajo del Capitán comienza a llanear entre el
alcornocal.
Al llegar al carril a Casa
Balatín, se discutió si bajar a bañarnos a Charco Canalón o si seguir hacia los
coches. Como era temprano decidimos bajar al Canalón. Otro cruce del río Verde haciendo
equilibrios de piedra en piedra nos llevó al comienzo de la sendita al Charco
Canalón que sale a la derecha, hacia el norte.
Algunas piedras estaban ocupadas
por jóvenes. Nos asentamos al lado del río para constatar que sólo Rafa, Paco,
Pili y Jesús estaban dispuestos a bañarse. El resto marchó a buscar una zona de
sombra para el almuerzo. El agua estaba estupenda a la temperatura justa para
quitarnos el calor que nos sobraba. Hicimos unas nadaditas hasta debajo del
canalón por donde caía una cascada preciosa. Sólo Paco se atrevió a meter la
cabeza en esa potentísima ducha.
Junto al cauce del río, a la
sombra de unos sauces y unas adelfas, encontramos el restaurante de hoy.
Tuvimos encurtidos de Nori, chacina de León y jamón de bellota como aperitivos
con unas cuantas cervezas frescas. Salió después una rica tortilla de setas y
gambas, unas judías verdes y unas patatas aliñadas que hicieron de primer plato
quedando para después las carnes de filetillos tiernos y magro de cerdo aliñado
con hierbas. Terminamos con una tabla de quesos variados y luego con cerezas.
Tomamos una botella de Calatayud, fresca, una de la Mancha y otra de Toro.
Opípara comida y excelente charla.
Quedaba una hora escasa hasta los
coches. Hicimos el recorrido con tranquilidad por el carril hasta la Vega del
Colmenar.
Día sin mucho calor, agradable, y recorrido por bosque de pino resinero y alcornoque, con una excelente camaradería.