Participantes: Dolores, Pilar, María Jesús, Ángel, Lily, Paco Zambrana, Manolo, Miguel González, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Manu y Jesús.
Distancia recorrida: 6 km
Desnivel acumulado: 410 m
Bienvenido Manu después de tanto
tiempo que no caminábamos por el sur.
El recorrido que teníamos por la
cañada de las Encinas era subir y bajar por el mismo sendero. Dolores, con las
componentes de Mujeres en las Veredas, han trazado y limpiado en parte una
senda que partiendo de la senda tradicional sube por la ladera oeste de la loma
de la Plana, pasa por la mina Abundancia, por la cresta del Polvorín para
terminar en la hoya de las Encinas, donde retoma la senda tradicional. Dolores
nos invitó a conocer ese recorrido y a ello nos dispusimos hoy.
Para evitar el atasco matutino de
la circunvalación de Málaga salimos de Torre del Mar a las 8, ya desayunados.
Hemos evitado el atasco malagueño y poco más de las 9 llegábamos al pinar de
Nagüeles, punto de partida de la excursión. Allí estaban Ángel, Dolores y
Pilar, y María Jesús ha venido mientras nos saludábamos.
Hemos salido por el pinar de
Nagüeles hacia el norte, por una de las múltiples senditas que salen del
aparcamiento y que confluyen en el carril principal por donde va la Gran Senda
de Málaga. Hemos dejado más arriba la Gran Senda de Málaga para tomar la de la Cañada
de las Encinas, la tradicional que va hasta la hoya de las Encinas, y ésta
también la hemos abandonado por otra a la derecha donde principiaba el
recorrido novedoso.
La senda baja al arroyo de las
Piedras y sube por él. La primera parada ha sido en una calera que está
parcialmente limpiada y que Mujeres en las Veredas quiere recuperar. Ángel nos
ha explicado cómo se construían las caleras y qué elementos esenciales tienen.
Incluso se ha ofrecido para colaborar con Mujeres en las Veredas en la
recuperación de la calera.
Poco más arriba de la calera la
senda abandona el lecho del arroyo y comienza a subir por la ladera de la loma
de la Plana que, aunque con matorral y arbolillos, no nos protegía del sol.
Hemos comenzado a sudar en esa ascensión. En una paradita Ángel nos ha
explicado que la bolina y el esparto hay que cortarlos para que rebroten con
fuerza y no mueran, y la siguiente parada ha sido en la cata minera que hay al
lado de esa senda por debajo de las casas de los Mineros. Gran agujero abrieron
para abandonarlo sin fruto. Y poco más arriba hemos llegado a la mina que están
recuperando.
Hemos estado un buen rato
recorriendo la mina y atendiendo las explicaciones de Dolores que nos ha
contado su manera de trabajar y lo que la mina les iba enseñando. A la salida
hemos hecho el Ángelus en la explanada de la puerta de la mina.
De la mina a la cercana cresta
rocosa donde quedan las paredes de una pequeña construcción que se empleaba
como polvorín. Desde él la vista de la Concha es magnífica, junto al gran cerro
del Grajo.
Venía la parte más dificultosa de
la jornada porque de ahí en adelante la senda está por limpiarse. Hemos subido
unos 40 m por la cresta del polvorín para después llanear y descender al cauce del
arroyo de las Piedras, muy despacio, luchando con los desniveles y con el
matorral que, afortunadamente, era de romero, sabina, algarrobo y encina, no de
erguén.
Justo por debajo de la
confluencia del regajo de los Pepinos con el arroyo de las Piedras hemos dado
con la senda tradicional en la hoya de las Encinas. En esta parte la senda va
casi llana y hemos respirado con tranquilidad al haber superado con éxito el
tramo desde el Polvorín.
Quedaba por pasar el tramo del
Tranco de las Encinas donde la senda desciende abruptamente y el piso es de
piedrecillas resbaladizas. Ha habido más de un resbalón y algún culetazo que en
el argot de por aquí se traduce como que fulano o mengana ha comprado un
terrenillo, el trozo del culetazo.
Se ha visitado la entrada a la
mina de los Caserones y la casa del Capataz con sendos desvíos de la senda
principal hacia el oeste. Un desvío hacia el este nos ha llevado a cruzar el
cauce del arroyo de las Piedras para llegar a la entrada de la mina Buenavista,
la mina más importante del entorno, con la bocamina de obra y una gran galería
que se prolonga al menos 300 m. Estaba con agua, casi siempre la tiene, y no
nos hemos adentrado en ella. Por hoy teníamos cubierto el cupo de las minas.
En la Fundición hemos parado a
almorzar con cervecita fresca para comenzar, aperitivos de chacina, jamón del
bueno, lomo, zanahoria y humus. Han llegado después unas ricas patatas,
ensalada, tortilla de espárragos y judía verde. Después las carnes de
filetillos tiernos y solomillo con ajos, y luego los quesos. De postre melón y
almendras garrapiñadas. Para beber tres botellas de vino, rosado fresquito de
Ribera y tintos de Rioja y del Bierzo. Hemos terminado con un vasito de té con
orujo de León.
Después de una larga sobremesa
hemos continuado el descenso por la senda tradicional y, por variar, hemos
bajado al cauce del arroyo para visitar lo que queda del polvorín de la cantera
donde hoy está el Auditorio, la cantera que sirvió para la construcción de
Puerto Banús.
Bonito recorrido y excelente
compañía. Para repetir en cualquier momento.
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