Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Ángel, Miguel de Alhaurín, Paco Zambrana, Paco Hernando, Manolo, Antonio de Fornes, Antonio Usieto y Jesús
Distancia recorrida: 10 km
Desnivel acumulado: 580 m
Desayuno en el Fogón de las Nieves de Monda, buenas rebanadas con ajo a 3-3,50€
Habíamos programado hacer la
sierra Canucha y con esa intención aparcamos poco más abajo del llano del
Nogal. Estábamos preparándonos cuando Paco Ponferrada echó en falta las llaves
de su coche que había dejado en el aparcamiento del Fogón. Partieron a
buscarlas Paco, Miguel y Pili mientras el resto emprendíamos la marcha en una
mañanita más bien calurosa, nublada, de lo cual dábamos gracias porque el sol
no nos castigaba.
Por el arroyo del Juanar entramos
a la parte trasera del Refugio por donde sale una senda bastante nueva que va,
paralela a la carretera, a buscar la senda de José Lima más abajo.
La senda de José Lima es calurosa
porque no hay una triste sombra y el sol da de lleno, pero hoy, al estar
nublado, la subida fue más llevadera. Poco antes de llegar al puerto de la
Ereílla vimos llegar el coche del trío de las llaves; aparcaron al comienzo de
la senda de José Lima para alcanzarnos mientras el resto seguíamos a paso más
bien lento para darles lugar al alcance.
Al comienzo de la cañada de las
Minas nos cayó un primer chaparrón acompañado de truenos y antes de llegar al
Pozuelo otro chaparrón con más truenos. Con el agua las piedras se pusieron
resbaladizas y el cielo amenazaba más agua. Determinamos esperar al trío de las
llaves en el Pozuelo y cambiar la ruta, dejando la Canucha para otro día con
tiempo más seguro y seguir dando la vuelta a la loma de Pozuelo. Así, si
llovía, regresaríamos al Juanar con facilidad y si no alargaríamos la ruta por
las Jarillas y el puerto Juan de Graja.
Reunido todo el grupo iniciamos
la subida al puerto del Pozuelo no sin antes hacer una paradita en la fuente
que vertía un chorrillo de agua. Antes de llegar al puerto otro chaparrón nos
hizo refugiarnos bajo las encinas.
En la senda al noroeste de la
loma del Pozuelo Ángel nos dio unas cuantas explicaciones del entorno. Pasamos
por el pinsapar, al lado del cerro Manuel por el puerto del Altabacal, por el
puerto del Pino para llegar al puerto de la Palma donde principia la cañada del
Infierno.
Tomamos el carrilillo que se hizo
para aprovechar el agua del piloncillo de los Arenales, con poco éxito porque
la fuente se secaba en verano y allí ha quedado el depósito sin aprovechamiento
alguno.
Desde el depósito bajamos hacia
la zona de los Arenales o del llano de la Jarilla, disfrutando de una vista
extraordinaria de los tajos de los Púlpitos, hicimos un descansito para el
Ángelus y continuamos senda arriba hasta la unión con la senda de Istán al
Juanar. En ese cruce decidimos descender hasta el puerto del Pilón para
explorar la senda que habían abierto Mujeres en las Veredas hasta el puerto del
Acebuche.
La bajada al puerto del Pilón
está muy deteriorada en la zona de piedras; algunas rocas hay que salvarlas
echando el culo a tierra. Según cuenta Ángel, estos trancos estaban cubiertos
de piedra y las bestias pasaban sin problema. En el puerto del Pilón hubo
división de opiniones, unos cuantos fuimos hacia el puerto del Acebuche y otros
decidieron esperar y no meterse en la maleza.
Hay una sendilla abierta que te
va guiando hasta el cauce de la cañada de Juan Inglés que en esta zona es un
arenal. Hasta allí el recorrido es aceptable, pero luego hay que subir al
puerto del Acebuche. Lo hicimos por sendillas del ganado, con alguna
dificultad. Abrazamos al señorial acebuche y regresamos, al principio siguiendo
la sendilla que abrieron Mujeres en las Veredas, pero al poco, cerca de un gran
pino, la perdimos y tuvimos que bajar abriendo paso en la maleza como los
jabalíes.
En el puerto de Juan de Graja se
recompuso el grupo y allí, bajo la sombra de un gran pino, nos pareció el
restaurante ideal. Se preparó el rolde, y la ensalada de Antonio antes de
comenzar a comer. Primero hubo un vaso de gazpachito fresco que Paco había
traído, luego 3 o 4 tipos de chacina, ensalada, tortillas varias, pollo, ricos
filetillos empanados y de los tiernos, albóndigas y lomo al ajillo. Terminamos
con un par de excelentes quesos. Para beber, vinos de la Mancha, Cariñena,
Campo de Borja, Rioja y Mancha. Con dos tipos de tés y un poco de orujo hicimos
la sobremesa. Un inolvidable rato de charla mientras pasaban fiambreras y
botellas.
Bajamos al pilar de la Torvisca
para entrar en el pinar de pino de Monterrey. En el cruce de la Hoya del Corral
Viejo tomamos la senda a la izquierda, por la Manguilla Verdegraja y la
Alcubilla Alta, a la sombra de pinos, eucaliptos y castaños para salir al llano
del Nogal. En el jardín del Refugio tomamos unas cervezas y refrescos que
pusieron broche de oro al magnífico día.
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