Árchez y Canillas de Albaida. 2-2-2022
Participantes: Pili, Paco
Ponferrada, Luis, Lily, Victoria, Antonio Usieto, Manolo, Paco Hernando,
Antonio de Fornes, Jesús. Lucía y Miguel vinieron a la comida.
Distancia recorrida: 12,2 km
Desnivel acumulado: 580 m
Desayuno en el bar Carlos de Caleta de Vélez. Molletes y pitufos con aceite a 2,30€.
Este miércoles inaugurábamos una nueva modalidad: Los Primeros Miércoles de Mes. En ellos haremos una ruta matutina terminando con comida en algún restaurante cercano. El restaurante elegido para hoy fue Curro, en Árchez, desconocido para todos, pero con buenas referencias. Y Manolo preparó una ruta ad hoc, también novedosa para todos. Día pues cargado de novedades.
Partimos del puente de la carretera
sobre el río Turvilla debajo de Árchez, rodeando el pueblo por abajo y en la
plaza al lado del ayuntamiento tomamos el sendero de Los Molinos abierto entre
Árchez y Canillas. Va el sendero por la orilla derecha del río la mayor parte
del recorrido y el río, sorprendentemente, con su buen chorrito de agua a pesar
de la sequía.
Enseguida se pasa por el molino
Eulalio, hoy molino Winkler, luego por el molino Matías y de él sube la senda a
buscar la acequia acondicionada para entrar en el cañón del río debajo de
Canillas. El trayecto va por huertas de aguacate, naranjo y olivo, gran parte
del tiempo cerca del río, y luego por la acondicionada acequia salvando el
cañón del río lleno de chopos, sauces, adelfas y otros matorrales.
En el puente romano termina el sendero
junto al Molino Viejo en la desembocadura del río Cájula en el Turvilla.
Aquí tomamos otra senda
acondicionada por el Ayuntamiento de Canillas por el cauce del río Cájula,
también con su chorrillo de agua en este año tan seco. El río va muy encajonado
entre taludes casi verticales, pero a pesar de la verticalidad están
aprovechados en estrechísimos bancales con olivo, y aguacate donde llega el
agua. Llaman la atención algunos enormes pedruscos caídos al cauce desde los
laterales y los bosquetes de adelfa jalonando el río.
El personal iba contentísimo con
esta ruta novedosa, tan placentera y agradable, acondicionada con puentes de
madera para cruzar el río. De vez en cuando salía a colación el final de la
ruta con un buen chuletón y a todos se nos hacía la boca agua.
El río Cájula se forma por la
conjunción de los arroyos Ciquilías al norte y de la Minilla al noroeste. La
senda no llega a ese horcajo, sino que sube al oeste para entrar en el valle de
la Minilla. Más arriba cruza el arroyo y sube decididamente a la pista de
Renzuelas por debajo de la zona de Los Lisos, justo donde sale al norte un
carril a los cortijos de Palomo y la Loma.
Al salir de los valles a la pista
recibimos el sol con alegría en esa mañana tan limpia, sin viento, casi
primaveral.
La pista va adaptándose al
terreno, con pequeñas subidas y bajadas. Atraviesa los arroyos Ciquilías y de
la Fuente del Conejo para subir a la Hoya del Boquino o de la Virgen. En este
trayecto conversamos con una pareja de hermanos canilleros que deben estar
todos los días en sus aguacates. Al lado de la Hoya hicimos un pequeño Ángelus,
con poca comida, “porque había que guardar el apetito para el chuletón de
mediodía”, al decir de alguno.
De la pista baja una buena senda
al Turvilla y al área recreativa de Fuente Santa. Esa misma senda sigue en
dirección norte hacia la Cueva del Agua. Una senda a explorar. Pensábamos que
de Fuente Santa había senda al Molino de la Harina, pero no la hay. Dimos la
vuelta y continuamos hacia Canillas, donde paramos en el bar de siempre a tomar
una cervecita con tapa.
Descansados y repuestos salimos a
buscar la ermita de San Antón y el carril que baja empinadísimo hacia Árchez.
En el pueblo es visita obligada el alminar del siglo XIII. Y del alminar al
restaurante Curro.
Cuando estábamos dejando las
mochilas en los coches llegaron Miguel y Lucía, justo a tiempo para ocupar la
mesa reservada en la terraza. Cerveza de entrada, ensaladas, chorizo, morcilla
y empanadillas para compartir, y cada uno lo que quiso de plato principal. De
mí diré que el entrecot poco hecho estaba riquísimo y que estoy dispuesto a
repetirlo. 4 botellitas de Toro, postres de la casa, cafés y vino dulce. Una
comida señorial rodeados de guiris por todas partes menos por una.
La inauguración de los primeros miércoles
de mes no podía salir mejor: ruta muy bonita, novedosa, aperitivo y comida de
primera. Un 10 para Manolo, el organizador. El segundo miércoles de mes va a
tener difícil superar al primero.
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