Cerro del Juanar y puertos de Juan Benítez y Marbella. 15-2-22
Participantes: Dolores, Amparo, Grato, Pili, Paco Ponferrada, Lily, Manolo, Enrique y Jesús
Distancia recorrida: 6,7 km
Desnivel acumulado: 450 m.
Un principio de día problemático.
Habíamos quedado en el Juanar a las 9. Salimos de Torre a las 7,30, con tiempo
más que suficiente. O eso creíamos. En Málaga tuvimos un atasco grande porque
había habido un alcance en el túnel Cerrado de Calderón y en Benalmádena otro
alcance a la altura del Higuerón nos tuvo retenidos otro buen rato. Llegamos
tarde al encuentro con Luis, en el Higuerón, para entregarle su queso y
llegamos con media hora de retraso al Juanar.
Malos principios, pero sin
embargo el resto del día fue excelente. Excelente el tiempo, con sol, sin
viento, con calorcito aunque no excesivo. Excelente la caminata y excelente la
compañía.
La caminata del día era ir al
puerto de Marbella, subir al cerro del Juanar, bajar al puerto de las Allanás y
al de Juan Benítez regresando por el de Marbella.
La subida al cerro del Juanar por
el este, dura, empinada, pero la senda limpia y el suelo seco facilitaron el
ascenso. En la subida y en lo alto del cerro, Dolores explicó los nombres de
todos los accidentes geográficos de alrededor. La vista desde la cima,
maravillosa, imponente, una panorámica de las que no se olvidan hacia los
cuatro puntos cardinales.
Descenso tranquilo por los
arenales de los puertos de las Allanás y Juan Benítez, y subida al de Marbella
con múltiples paraditas. Señalar el chasco de confundir la estatua de la cabra
en el mirador de la Cabra Montés con una cabra verdadera.
Como la ruta era cortita, a pesar
de haberla comenzado con media hora de retraso, la terminamos en hora, poco más
de la una y media. Despedida y los de Málaga y la Axarquía a comer al Fogón de
las Nieves.
En el Fogón tienen un menú de 10€
con 6 o 7 primeros y otros tantos segundos. Comimos muy bien con un servicio
rapidísimo. Como extras del menú, unas cervezas al llegar y un riojita durante
la comida. Esto de llegar, lavarte las manos, que te sirvan y dejar después los
platos encima de la mesa, es comodísimo. Todos fuimos de la opinión de que lo
tenemos que practicar más, incluso alguien propuso que hiciéramos una excursión
con comida en el campo una vez al mes y el resto de las salidas, cortitas, y
terminando en restaurante. Los jubilados estamos entrando en un derrotero
tripero peligrosísimo.
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