jueves, 24 de octubre de 2024

MIÉRCOLES 23 DE OCTUBRE: MARO, COLLADO DE LA CIVILA, ARROYO COLMENAREJOS


Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Lucía, Antonio de Fornes, Antonio Usieto, Victoria, Lily, Manolo y Jesús

Distancia recorrida: 13,9 km

Desnivel acumulado: 785 m

Desayuno en la gasolinera de Nerja. Mal pan, mal jamón, aceptable servicio, muy buena situación, caro.

Bienvenida Victoria que llevabas tiempo inmemorial sin salir a caminar con el grupo. Obséquianos con tu participación más a menudo.

Los pueblitos de la Axarquía son un dédalo de callejuelas casi intransitable para los coches. Muchos han hecho aparcamientos alrededor del casco urbano porque ni había aparcamientos en las casas ni espacio en las calles. Maro no es una excepción y ha preparado al menos dos aparcamientos. Uno debajo de la plaza de la Iglesia y otro al lado de la rotonda este de la N-340, que antes era de tierra, pero ahora está mejor acondicionado con grava. En él hemos aparcado después del desayuno.

Por el túnel debajo de la autovía hemos entrado al carril del Arroyo Sanguino, carril que enseguida termina en unas casas de campo bien surtidas de perros ladradores. Una vez pasadas las casas y tomada la senda que va por el cauce del Sanguino, ha vuelto la calma, sin ladridos.

Como novedad apuntar que la semana pasada llovió y debió de caer por aquí una tormentilla porque el Sanguino salió y también los barranquillos que en él desembocan. ¡Qué alegría caminar por tierra húmeda, adornada con las señales de haber corrido el agua, después de la tremenda sequía que hemos tenido!

Pasada la cuevecilla donde hace años que vive alguien, aunque nunca hemos visto otra cosa que su perrillo, llega al Sanguino por la izquierda la senda que baja del cerro Fuente del Perro, casi enfrente de donde desemboca en el Sanguino la cañada Maoca. En ese punto un pino caído parecía desviar la senda por el talud izquierdo hacia la cañada, pero eran trías de motos que no hemos tenido en cuenta y hemos proseguido por el cauce del Sanguino.

Unas piedras que cortan el Sanguino indican el punto donde abandonamos el cauce para entrar en una cañadita a la derecha, al lado del cortijo Lechuguino. Ahí acaba el sosiego de caminar por el cauce casi llano del Sanguino para comenzar a ascender por la crestita del cortijo Almanchares. El esfuerzo enseguida se ha traducido en sudor y eso que caminábamos a la sombra de la loma Patato.

Pili ha marcado un ritmo tranquilo, constante, que pronto nos ha llevado a la senda que viene del camping al cortijo Almanchares. Hemos hecho un ratito de descanso y hemos enfilado hacia el cortijo bien visible en lo alto de su loma.

Al Almanchares cada vez le quedan menos paredes en pie, pero sigue teniendo una de las mejores panorámicas de la sierra hacia Maro, a Nerja y al azul del mar, con el verde valle del Sanguino a los pies y el cerro Tajo de los Bueyes al oeste.

Desde el cortijo los pinos nos han brindado su sombra durante casi todo el trayecto hasta el carril de La Civila, pero el carril hay que subirlo sin protección, luchando con el sol y con la empinada cuesta. Casi enfrente del caserío de La Civila, en el mismo carril al collado, hemos aprovechado la sombra de los pinos para hacer el Ángelus y descansar un ratito.

En el collado de la Civila dejamos el camino de la Cuesta del Cielo y tomamos al este la sendita que une este collado con el cortijo de Gómez. Hay que tomarla entre dos palmitos en el borde del camino. Se mete la senda en un tupido pinar hasta un colladito desde el que se domina toda la cabecera del arroyo Colmenarejos, y baja por una zona de esquistos a una cresta al sureste.

En la cresta vuelven las dolomías y la senda dificultosa entre piedras, maleza y descenso abrupto. Es un tramo corto, de unos 700 m, que hay que hacer despacio y siguiendo los hitos, en el que echamos un buen rato. Antonio de Fornes y Manolo encabezaban la expedición y en verdad que nos han llevado sin pérdida al restaurado cortijo de Gómez. En los mapas pintan una senda un poco más al suroeste, por debajo de la cresta, senda que seguramente está impenetrable por la maleza.

En el cortijo de Gómez respiramos aliviados: lo peor de la caminata había pasado, nos quedaba carril y buena senda. Descendimos por el empinado carril, sin traza alguna de que al cortijo llegasen coches, hemos dejando a la izquierda el derruido cortijo de Basilio y en la cresta del este la alberca e instalaciones del cortijo de Antonio Alce, para llegar al fondo del valle por donde discurre el arroyo Colmenarejos.

Dejamos el carril para entrar en la senda que baja por el lecho el arroyo. El Colmenarejos ha labrado un cañón bastante profundo, con tajos y oquedades en los paredones a derecha e izquierda. Después del sol y mal piso de la cresta y del empinado carril desde cortijo de Gómez, hemos entrado encantados en el suave lecho del Colmenarejos. Antonio de Fornes que abría la comitiva ha encontrado un llanillo apropiado para restaurante y ahí hemos sentado nuestros reales.

Con las fresquísimas cervezas hemos pasado unas gambas deliciosas, algo de chacina leonesa y unos ricos boquerones en vinagre. Ha venido después el capítulo de las tortillas que hoy estaba cargadito, ensaladas cateta y de aguacate y kiwi, caballa con pimientos, costilla de ibérico y filetillos tiernos. Para beber una botella de Jumilla y otra de Ribera que hemos tenido que estirar para que llegara al queso. De postre una deliciosa tarta de manzana y unas almendras con chocolate que hemos acompañado con té y orujo. Excelente, tranquila comida. La hemos disfrutado bien.

Una vez puestos en pie, no sin esfuerzo, continuamos barranco abajo, hicimos fotos en el arco de piedra y en una oquedad con un par de farallones rocosos, antes de desembocar en los restos de una cantera que, además de un enorme pozo en el arroyo, ha dejado multitud de maquinaria y vehículos allí arrumbados.

El carril de entrada a la cantera nos llevó a la autovía que cruzamos por un puente sobre ella para alcanzar la antigua carretera general N-340 y por su arcén anduvimos hasta Maro.

Decidimos subir a la plaza de la Iglesia a tomar un refresco. Usieto llamó a nuestro antiguo amigo Juan que vino a la plaza y recordando viejas andanzas echamos un buen rato.

Día muy bueno, con sol no demasiado fuerte, con brisa fresca, y sobre todo con excelente compañía que venía con ganas de pasarlo bien.





El fotógrafo .....
...Y las fotografiadas
El cortijo Almanchares

El Ángelus




Cabeza del Caballo y Montesinos
En el arroyo Colmenarejos























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