jueves, 11 de diciembre de 2025

MIÉRCOLES 10 DE DICIEMBRE DE 2025: SIERRA DE HUETOR. MAJADA DEL ARROYO

 Participantes: Pilar, Joaquín, Luis, Pili. Paco Ponferrada, Jesús R., Fini, Antonio Muñoz, Lily, Lucía, Manolo, Antonio Usieto y Jesús C.

Distancia recorrida: 13,8 km

Desnivel acumulado: 600 m

Desayuno en la gasolinera de Beas, con el buen pan de costumbre. Lily y Jesús R. nos invitaron por sus cumpleaños. ¡FELICIDADES A AMBOS! Esto de celebrar los cumpleaños a pares no interesa al grupo.

Partimos del Puerto de la Mora, muy cerca de la casa forestal de Los Peñoncillos, por el sendero que el parque tiene nominado como “Cañada del Sereno” aunque no pasa por ninguna cañada con ese nombre. La senda perfecta, bien cuidada, con un desnivel ascendente muy suave, en una mañana nublada, fresca, sin viento.

Cruzamos la cañada de los Corrales, pasamos por encima de las ruinas del cortijo y en la loma de los Corrales, en el mirador, hicimos la primera parada con una muy bonita vista de la parte sur y oeste del parque y con la Sierra Nevada un poco más difuminada por el nublado. Pasamos el barranco de los Cajeros y en el mirador de la Cueva de los Mármoles nueva parada para disfrutar de las vistas al oeste y de la boca de la cueva allá abajo.

Solemos acercarnos a visitar la cueva y así lo hicimos en esta ocasión descendiendo primero al barranco de los Mármoles y llegando después a la cueva con la correspondiente sesión de fotos. En el cauce del barranco, una llanura aquí, nos entretuvimos un buen rato cogiendo negrillas. Recordamos una vez que Lucí recogió muchos pie azules, pues en esta ocasión negrillas de un gran tamaño y en cantidad, tanto que cuando nos pareció cesamos la recolección y continuamos con la caminata.

Antonio Muñoz se adelantó porque quería explorar el sendero que nace a la derecha en la umbría de Polvorite mientras el resto disfrutábamos del mirador de la loma del Muerto con vistas al norte. Antonio volvió pronto con la información de que la senda que había explorado terminaba en una tría de motos hacia el fondo del arroyo de Polvorite. No nos interesaba; hubiera sido bueno que hubiera continuado a nivel hacia la fuente de Polvorite.

Bajamos por el zigzag de la umbría de Polvorite a un colladito donde hicimos un Ángelus, de pie con tortas de azúcar y chicharrones de Pinos, para proseguir al fondo del arroyo de Polvorite y a la pista que va por su margen derecha. La tomamos a la derecha, ascendiendo, y proseguimos por ella por la margen derecha de un barranquito afluente del Polvorite hasta el collado del Chorrillo.

Debajo del collado del Chorrillo tomamos dirección sur, por debajo de los Puntales de la Mora. Hicimos una visita a la fuente de Polvorite y a su señero pino de las 6 ramas. La fuente echaba un escaso chorrito; como no se limpian ni se cuidan acabarán por cegarse. El monumental pino sigue allí presidiendo el principio del arroyo de Polvorite.

En el collado de los Pollos dejamos el carril por un senderillo que va por la cresta que sube al cerro de la Majada del Arroyo. La senda se pierde a veces; hay que continuar por el lomo sin dejarlo hasta llegar a lo alto del cerro. Habíamos ido protegidos por el pinar y al llegar a la cima el panorama se abrió con unas vistas preciosas a la resplandeciente Sierra Nevada cargadita de nieve. Hicimos una visita a los restos de trincheras que quedan al oeste del cerro. Este cerro tiene en lo alto explanadas herbosas con muchísimos restos de cagarrutas de ovejas y cabras. Con hierba fresca y altitud ha sido el sesteadero de los ganados durante siglos, quizá de ahí el nombre de Majada.

Después de algunos dimes y diretes decidimos tomar lo alto del cerro como restaurante. No hacía viento y disfrutábamos de preciosas vistas. Puestos todos en dirección a Sierra Nevada comenzó el baile de las fiambreras. De aperitivo tuvimos chacina de chorizo, salchichón, cecina y morcilla, junto a unos mejillones en escabeche. Fue el día de las coincidencias porque luego salieron a la palestra dos ensaladas de naranja y una de aguacate y dos asaduras encebolladas. Luego filetillos tiernos y solomillo con chutney casero. Con un par de buenos quesos terminamos la parte salada. Para la parte dulce Usieto sacó un rico turrón de Jijona en su cajita de madera. Una delicia para acompañar el té de Pili y Paco y el orujo de Manolo. Despachamos unas cuantas cervezas fresquitas y tres botellitas de tinto.

El frío no nos permitió prolongar la sobremesa. La comitiva se puso en marcha detrás de Antonio Muñoz para bajar por un bosque sin senda al collado de las Víboras. Desde el collado, por las llamadas Escarihuelas, baja la senda paralela a la cañada del Sereno. Esta es la verdadera cañada del Sereno, recorrida por una senda bellísima entre pinos y farallones rocosos hasta llegar al nivel de la autovía y a la zona de aparcamiento.

Día frío, nublado, con el viento en calma, bueno para caminar y para recorrer esta preciosa ruta que hemos dado en llamar Majada del Arroyo por el cerro en el cual termina la ascensión.






































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