Participantes: Pilar, Joaquín, Luis, Pili. Paco Ponferrada, Jesús R., Fini, Antonio Muñoz, Lily, Lucía, Manolo, Antonio Usieto y Jesús C.
Distancia recorrida: 13,8 km
Desnivel acumulado: 600 m
Desayuno en la gasolinera de Beas, con el buen pan de costumbre. Lily y Jesús R. nos invitaron por sus cumpleaños. ¡FELICIDADES A AMBOS! Esto de celebrar los cumpleaños a pares no interesa al grupo.
Partimos del Puerto de la Mora,
muy cerca de la casa forestal de Los Peñoncillos, por el sendero que el parque
tiene nominado como “Cañada del Sereno” aunque no pasa por ninguna cañada con
ese nombre. La senda perfecta, bien cuidada, con un desnivel ascendente muy
suave, en una mañana nublada, fresca, sin viento.
Cruzamos la cañada de los
Corrales, pasamos por encima de las ruinas del cortijo y en la loma de los
Corrales, en el mirador, hicimos la primera parada con una muy bonita vista de
la parte sur y oeste del parque y con la Sierra Nevada un poco más difuminada
por el nublado. Pasamos el barranco de los Cajeros y en el mirador de la Cueva
de los Mármoles nueva parada para disfrutar de las vistas al oeste y de la boca
de la cueva allá abajo.
Solemos acercarnos a visitar la
cueva y así lo hicimos en esta ocasión descendiendo primero al barranco de los
Mármoles y llegando después a la cueva con la correspondiente sesión de fotos.
En el cauce del barranco, una llanura aquí, nos entretuvimos un buen rato
cogiendo negrillas. Recordamos una vez que Lucí recogió muchos pie azules, pues
en esta ocasión negrillas de un gran tamaño y en cantidad, tanto que cuando nos
pareció cesamos la recolección y continuamos con la caminata.
Antonio Muñoz se adelantó porque
quería explorar el sendero que nace a la derecha en la umbría de Polvorite
mientras el resto disfrutábamos del mirador de la loma del Muerto con vistas al
norte. Antonio volvió pronto con la información de que la senda que había
explorado terminaba en una tría de motos hacia el fondo del arroyo de
Polvorite. No nos interesaba; hubiera sido bueno que hubiera continuado a nivel
hacia la fuente de Polvorite.
Bajamos por el zigzag de la
umbría de Polvorite a un colladito donde hicimos un Ángelus, de pie con tortas
de azúcar y chicharrones de Pinos, para proseguir al fondo del arroyo de
Polvorite y a la pista que va por su margen derecha. La tomamos a la derecha,
ascendiendo, y proseguimos por ella por la margen derecha de un barranquito
afluente del Polvorite hasta el collado del Chorrillo.
Debajo del collado del Chorrillo
tomamos dirección sur, por debajo de los Puntales de la Mora. Hicimos una
visita a la fuente de Polvorite y a su señero pino de las 6 ramas. La fuente
echaba un escaso chorrito; como no se limpian ni se cuidan acabarán por
cegarse. El monumental pino sigue allí presidiendo el principio del arroyo de
Polvorite.
En el collado de los Pollos
dejamos el carril por un senderillo que va por la cresta que sube al cerro de
la Majada del Arroyo. La senda se pierde a veces; hay que continuar por el lomo
sin dejarlo hasta llegar a lo alto del cerro. Habíamos ido protegidos por el
pinar y al llegar a la cima el panorama se abrió con unas vistas preciosas a la
resplandeciente Sierra Nevada cargadita de nieve. Hicimos una visita a los
restos de trincheras que quedan al oeste del cerro. Este cerro tiene en lo alto
explanadas herbosas con muchísimos restos de cagarrutas de ovejas y cabras. Con
hierba fresca y altitud ha sido el sesteadero de los ganados durante siglos,
quizá de ahí el nombre de Majada.
Después de algunos dimes y
diretes decidimos tomar lo alto del cerro como restaurante. No hacía viento y
disfrutábamos de preciosas vistas. Puestos todos en dirección a Sierra Nevada
comenzó el baile de las fiambreras. De aperitivo tuvimos chacina de chorizo,
salchichón, cecina y morcilla, junto a unos mejillones en escabeche. Fue el día
de las coincidencias porque luego salieron a la palestra dos ensaladas de
naranja y una de aguacate y dos asaduras encebolladas. Luego filetillos tiernos
y solomillo con chutney casero. Con un par de buenos quesos terminamos la parte
salada. Para la parte dulce Usieto sacó un rico turrón de Jijona en su cajita
de madera. Una delicia para acompañar el té de Pili y Paco y el orujo de
Manolo. Despachamos unas cuantas cervezas fresquitas y tres botellitas de
tinto.
El frío no nos permitió prolongar
la sobremesa. La comitiva se puso en marcha detrás de Antonio Muñoz para bajar
por un bosque sin senda al collado de las Víboras. Desde el collado, por las llamadas
Escarihuelas, baja la senda paralela a la cañada del Sereno. Esta es la
verdadera cañada del Sereno, recorrida por una senda bellísima entre pinos y
farallones rocosos hasta llegar al nivel de la autovía y a la zona de
aparcamiento.
Día frío, nublado, con el viento
en calma, bueno para caminar y para recorrer esta preciosa ruta que hemos dado
en llamar Majada del Arroyo por el cerro en el cual termina la ascensión.






No hay comentarios:
Publicar un comentario