Participantes: Fini, Antonio Muñoz, Pili, Paco Ponferrada, Lucía, Miguel González, Manolo, Lily, Antonio Jiménez, Antonio de Fornes y Jesús
Distancia recorrida: 16,5 km
Desnivel acumulado: 450 m
Desayuno en la gasolinera de Beas. Buen servicio y buen pan de chapata, 3-3,5€.
Partimos de la venta del
Molinillo en la antigua carretera Granada-Guadix. Aparcamos en la misma
carretera, debajo de un cerezo con una floración espectacular. Para el cerezo
fueron las primeras fotos del día. Las segundas fotos para el curioso arco árabe
junto a la carretera, en el comienzo del carril. Según nos informó Antonio la
finca de La Ermita fue adquirida por un potentado árabe que pensaba construir
un hotel de 5 estrellas y esta era la entrada a la propiedad. La Administración
paró ese proyecto y adquirió posteriormente la finca.
Comenzamos esquivando el cerrado
arco árabe para tomar la pista paralela al arroyo de Predo Negro por donde va
el sedero local Molinillo-Prado Negro. La pista va llana llevando a la
izquierda, junto al arroyo, unas antiguas parcelas de labranza y un poco más
allá la ladera de la Umbría de las Carboneras tapizada de encinas con algunos
quejigos con sus primeras hojuelas verde claro destacando del verde oscuro del
encinar.
Dejamos el sendero local para
tomar el primer desvío a la derecha, al noreste, ascendiendo ligeramente,
siguiendo la pista con muy buen piso, para llegar a un altozano entre el
cortijo de la Casilla, a la derecha, que conserva aún algunas paredes y el
cortijo de Romera, a la izquierda, del que no quedan más que unas cuantas
ruinas.
Entramos en el encinar por el que
continuaríamos la mayor parte de la ruta, llevando a la izquierda los
peñascales de la Sierra de Huétor. Llegamos a un puertecillo entre la Sierra de
Huétor y el cerro de la Cimbra donde la pista se divide junto al cortijo del
Cortijillo. Ambas pistas van a Sillar Alta, una por La Solana y otra, la
nuestra, por Almuejar. Llama la atención lo grandes que son estos cortijos.
Nuestra pista continúa
ascendiendo entre el encinar por la ladera de la Solana la Romera, con las
crestas rocosas cada vez más cerca, crestas que la pista esquiva dándoles la
vuelta por el oeste para entrar en el valle Almuejar con el antiguo cortijo en la
otra ladera del barranco Almuejar. Al cruzar el barranco una manguera vierte un
buen chorro de agua a unas bañeras que sirven de abrevadero.
Del cortijo Almuejar la pista toma
más inclinación ascendiendo por la falda del cerro Almuejar, cerro al que
Antonio nos propuso subir. Para ello dejamos la pista ascendiendo al colladillo
de la Haza del Horno en la base oeste del Almuejar.
La subida fue muy dificultosa
porque las rocas estaban muy erosionadas, con filos que cortaban como un
cuchillo y agujeros continuos. Con gran esfuerzo y riesgo coronamos el Almuejar
desde donde tuvimos una panorámica excelente de todo el valle de Prado Negro.
Descendimos por la ladera norte, mucho mejor que la oeste, para retornar a la
Haza del Horno y retomar la pista dejada.
Poco más arriba tomamos el ramal
que va a los Llanos del Trincadero, haciendo una pequeña paradita para liquidar
un par de tortas de azúcar que Fini traía. En los Llanos pastaba un buen rebaño
de ovejas que espantamos al acercarnos a la fuente del Trincadero, un manantial
aprovechable únicamente para el ganado.
Y del manantial enfilamos al
oeste siguiendo el PR-A 386 Sillar Baja-Prado Negro. Íbamos tan ricamente por
los Llanos del Trincadero cuando vimos un enorme toro negro en la senda. No era
cuestión de echarle valor con semejante torazo. Dimos un rodeo por el sur y
norte para retomar la senda debajo del cortijo de la Doncella, junto a unas
huertecillas muy bien trabajadas.
La senda desemboca enseguida en
un carril que a su vez se convierte en pista para llegar al caserío de Prado
Negro donde teníamos reserva para almorzar en El Jabalí.
Acomodados bajo unas sombrillas
tomamos las primeras cervezas con una tapita de la casa de carne guisada.
Completamos el aperitivo con morcilla y chorizo a la plancha, ensalada, y unos
platos de asadura y sangre. Excelente comienzo. Como plato principal, secreto,
conejo, chuletillas y, sobre todo, choto al ajillo. Todo muy rico y bien
servido. Cayeron 3 botellitas de Ribera, amén de las cervezas. El ágape no se
merecía menos, antes de pasar a los postres y cafés.
Dejamos El Jabalí por el sendero
del arroyo de Prado Negro, casi sin agua, para bajar a las cascadas del arroyo
de Fuente Grande. Estaban preciosas, con el travertino, el enorme chorro de
agua, el verdor de las plantas rodeando el valle… una maravilla. Salimos
encantados para retomar la senda y bajar al tajo y cortijo del Despeñadero.
Allí nos unimos al sendero local
de la mañana yendo paralelos al arroyo, hacia abajo esta vez. En el cortijo de
La Ermita estuvimos un ratito viendo la antigua piscifactoría, y el tremendo
cortijo con torreón y hechuras de tipo árabe, continuando después la pista
hasta la venta del Molinillo.
Excelente excursión, excelente día, soleado, pero sin mucho calor, y excelente compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario