PARTICIPANTES: Lily, Lucía, María Victoria, Pili, Paco P, Pilar, Joaquín, A. Usieto, Paco H, Paco Z, Miguel G, Rafa R y Manuel D.
RECORRUDO: 20 km con 880 m de desnivel
PARTICIPANTES: Lily, Lucía, María Victoria, Pili, Paco P, Pilar, Joaquín, A. Usieto, Paco H, Paco Z, Miguel G, Rafa R y Manuel D.
RECORRUDO: 20 km con 880 m de desnivel
PARTICIPANTES: Trini, Rafa, María Victoria, Lily, Fini, Antonio M, Pili, Paco P, A. Usieto, Paco Z y Manuel D. Se unieron a la comida: Jesús C y Miguel Arca.
RECORRIDO: 12 km con 460 m de subida y 380 de bajada.
Participantes: Pilar, Paco Ponferrada, Miguel González, Paco Hernando, Lucía, Lily, Victoria, Paco Zambrana, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Manolo y Jesús.
Distancia recorrida: 10,5 km
Desnivel acumulado: 700 m
Desayuno en la Venta las Delicias. Estuvieron bien los molletes, no pedir media tostada porque te ponen medio pitufo. Evitamos entrar a Villanueva.
Después de una confusión a la
salida de Villanueva llegamos al Hondonero para aparcar en las parcelitas
habilitadas al efecto.
Camarolos es una sierra
complicadilla, pero tiene una vegetación feraz, máxime este año con las lluvias
de marzo. La intención era recorrer el Rodadero y bajar al collado entre el río
Guadalhorce y el arroyo Casa Palma donde otros años hemos encontrado narcisos.
Partimos en dirección a las Pilas
del Señorito, primero por el pinar con muchos pinos en el suelo, y luego por el
pedregal hacia las Pilas, por una senda que tan apenas se veía por la cantidad
de hierba. En las Pilas nos reagrupamos para iniciar el fuerte repecho hacia el
Rodadero. Al llegar a la alambrada giramos a la derecha, al sur, sin cruzarla,
y sin más complicaciones llegamos al campo despejado que precede al inicio del Rodadero.
La senda que cruza el Rodadero
era una senda de ovejas. Cuando había ganado se seguía sin problemas. Hace
tiempo que no hay ganado lo que, unido a la hierba de la lluviosa primavera,
nos hacía temer la pérdida de la senda. Una vez metidos en la senda eran de
gran ayuda unos mojones que algún alma caritativa había puesto a lo largo de
ella. Progresábamos despacio porque no se veía lo que había debajo de la
hierba, pero progresábamos en la dirección adecuada.
Hasta que en un determinado
momento la cabeza, en vez de seguir al oeste siguió una veredilla al suroeste,
veredilla que terminaba enseguida. Pronto nos dimos cuenta de que habíamos
perdido la senda, sin embargo, como el grupo de cabeza estaba ya en lo alto de
la loma, todos seguimos hacia allá sorteando los pedruscos y la hierba como se
podía. En la cresta se propuso bajar a reencontrar la senda o continuar sin
perder altura dando la vuelta al valle continuación de la cresta. Sólo Jesús
bajó a buscar la senda, la encontró y siguiéndola pronto llegó a la dolina
donde termina el Rodadero. El resto del personal cresteó y luego enfilaron al
norte hasta encontrar la senda. En la dolina nos juntamos todos y paramos a
descansar un rato mientras hacíamos un tardano Ángelus.
Una vez en la pradera posterior
al Rodadero cruzamos en la cresta una angarilla para entrar en el término de
Colmenar y por el carrilillo que hasta ahí llega, al lado de una punta de
ovejas, descendimos hacia el inicio del arroyo Casa Palma atravesando un
encinar-majolar muy tupido. En esta zona antes se podía andorrear sin problema,
pero desde que falta el ganado el bosque se ha tupido y no hay otra que
aprovechar el carrilillo.
En el colladito entre el
Guadalmedina y el nacimiento del Casa Palma encontramos una pradera preciosa,
con ranúnculos y scillas, pero sin narcisos. No sabemos si porque se han
perdido o porque ha pasado su época de floración.
Habiendo fracasado la búsqueda
tornamos por el carrilillo, esta vez hacia arriba, con el sol sobre nosotros. A
más de uno nos costó remontarlo, dejándolo cerca del principio para tomar la
sendita hacia el cerro de la Cruz. Cruzamos un par de angarillas más, nos
asombramos con la floración del piorno azul y al pie de La Cruz encontramos el
restaurante de hoy.
La predicción del tiempo daba
posibles lloviznas hacia el mediodía. Vinieron algunos nubarrones, oímos algún
trueno, pero ni una gota de lluvia afortunadamente. Ágape pantagruélico, como
todos: chacina variada, boquerones en vinagre, ceviche, ensaladas de aguacate y
de naranja, sardinillas en aceite con rabas, tortilla de patatas, caballa
escabechada, pinchitos de pollo, costillas con ajillos, filetillos tiernos, … y
quizá alguna otra cosa que olvido. Quesos variados, melón, tés y orujos con
almendras garrapiñadas.
Cruzamos la crestita que nos
había protegido del viento para descender en busca del Hondonero siguiendo el
vallecito al este de La Cruz. Una veredilla nos ayudó en el descenso hasta que
vislumbramos allá abajo el carrilillo del Hondonero. Para evitar descender a él
nos desviamos al este, tratando de conservar la altura, e intentando ir al
collado que da vista al llano del Hondonero Alto. Nuevamente entramos en el
dificultoso pedregal, intentando sortear pedruscos y grietas, caminando muy
despacio.
Cuando salimos al collado paramos
a reunirnos y a celebrar que se habían acabado esos intransitables pedregales.
La pradera del llano del Hondonero Alto estaba preciosa, con su majadilla junto
a los tajos del sur y sus dos pozos.
El carril entra en el pinar y con
unos cuantos zigzags nos llevó al aparcamiento.
Día muy fructífero en cuanto a
plantas. Vimos multitud de ranúnculos, violeta amarilla, piorno azul
completamente florecido, Convolvulus tricolor, Scilla peruviana,
Scilla hyacinthoides, Iris lutescens, Serapias lingua, Orchis olbiensis,
Orchis mascula subsp. laxifloriformis, Orchis italica, Ophrys
tenthredinifera, Ophrys lutea, Ophrys scolopax, Ophrys apifera y la
pequeñita y rara Ophrys apifera subsp. fraternalis, que Jesús no
supo reconocer.
Terminamos cansados por lo
dificultoso de los pedregales, a pesar de haber hecho poco más de 10 km.
Camarolos nos impondrá respeto de ahora en adelante.