Participantes; Lucía, Manolo y Jesús
Distancia recorrida: 14,7 km
Desnivel acumulado: 965 m + 30 m del Cerrillo Colorado
Desayuno en El Cruce en El Trapiche. Buenos pitufos con aceite a 2,50-2,70€/cada uno.
Llevamos tiempo queriendo
investigar la Lastra del Pino. Se trataría de unir la salida del puente del
Saltillo hacia Sedella con el collado de la Lastra sin tener que hacer el
enorme recorrido por el carril como hemos hecho otras veces, sino yendo del
mirador de Los Pozuelos al collado de la Lastra siguiendo la loma de la Lastra
del Pino.
Lo intentamos una vez en el
verano de 2022 subiendo por la fuente de la Rávita e investigando la senda que
baja por Loma Cortá, pero cuando llegamos al collado de la Lastra la niebla nos
impidió investigar la loma de la Lastra del Pino. Posteriormente, en el
invierno de 2023, iniciamos el recorrido por el puente del Saltillo, pero al
llegar al mirador de Los Pozuelos se nos metió la niebla con el levante y
hubimos de renunciar de nuevo.
Hecha la convocatoria a través de
WhatsApp para esta salida, sólo nos hemos presentado 3. Pocos, pero buenos. El
resto tenían Semana santa, nietos, viajes, etc. Ya se sabe, excusas para no
salir.
Los tres aguerridos montañeros
hemos comenzado la aventura en Canillas, encabezados por Lucía, que a buen paso
a enfilado la acequia al puente del Saltillo. En un pis pas hemos llegado a la
bajada al puente, hemos descendido y vuelta a subir por la bonita senda de la ladera
de Sedella. A las 8,30 salíamos de Canillas y a las 10,30 estábamos en el
mirador de Los Pozuelos dispuestos a enfrentar la loma de la Lastra del Pino.
Comienza la loma con un depósito
de agua. Nos preguntamos de dónde vendría el agua a ese depósito, sin saber
responder. Poco más arriba atravesamos un collado y una calera y a continuación
un manatialillo con agua a pesar de la sequía. De aquí se surtía el depósito
visto al comenzar la loma.
Justo encima del manantial hemos
encontrado una antigua senda. La hemos seguido con alegría. Un caminante
solitario nos ha alcanzado. Él siempre sigue la cresta de la loma para arriba,
nos ha dicho. No le hemos hecho caso y hemos seguido la senda que se ha ido a
la ladera este, ascendiendo, hasta que ha comenzado a llanear y a descender un
poco, como si se dirigiera al collado de la Monticana pues estábamos a esa
altura. Hemos abandonado la senda y hemos subido a la cresta de la loma. Por la
cresta se avanza muy bien porque hay matorral sólo de esparto.
Después del primer cerro se
desciende a un collado donde hemos hecho el Ángelus junto a un par de hermosos
pinos resineros y luego hemos seguido hacia el norte por la ladera este en vez
de por la cresta. No merece la pena evitar la subida porque hay que hacerla de
todos modos y por la cresta se camina mucho mejor.
Y sin más hemos llegado al
collado de la Lastra sobre las 12,30. Dos horas de camino por la Lastra del
Pino que, ahora que la conocemos, se pueden quedar en 1,30 h.
El resto ya es conocido. Luchar
con las aulagas del descenso al barranco que baja del Tajo de Vélez, y luego
seguir la senda en un continuo sube y baja al barranco de los Corralones, con
un poquito de agua, a Loma Cortá, al barranco que viene de las Herrizas Negras,
a su cresta, y al último barranco. De aquí la subidita hasta alcanzar Las Hazas
es fuerte, unos 100 m.
Hemos llegado a la senda
Canillas-La Maroma cansados, pero desde allí ya todo era descenso. En el pinar
de la fuente de la Rávita hemos parado al almuerzo. Aperitivo de chacina
leonesa con cervecita fresca, ensalada de aguacate, tortilla jugosita y pescado
escabechado, finalizando con un poco de queso. Una botella de Cariñena ha
servido para acompañar la comida y con un poco de orujo blanco hemos pasado un
buen trozo de chocolate.
Nos hemos levantado nuevos
después del descanso y de la comida; un trago de agua de la fuente de la Rávita
y… al camino.
Al entrar en Canillas a Lucía se
le ha caído un bastón a un corralillo sin uso. Manolo ha bajado y lo ha
rescatado, hazaña que ha sido recompensada con una cerveza en la Churrería. Por
cierto, que la abren a las 7 y dan desayunos.
Manolo, con su manía de llegar a
los vértices geodésicos, nos ha llevado con el coche al pie del Cerrillo
Colorado, hemos trepado al Cerrillo y allí estaba el vértice por cuyo pie hemos
pasado mil veces. Cobrado el trofeo, regreso al coche y a casa contentos de
haber culminado con éxito la investigación propuesta y el vértice de Cerrillo
Colorado de propina.
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