PARTICIPANTES: Lily, Pili, Paco P, Paco H, Paco Z, Manuel G, Usieto y Manuel D.
RECORRIDO 11 km con desnivel acumulado de 450 m
PARTICIPANTES: Lily, Pili, Paco P, Paco H, Paco Z, Manuel G, Usieto y Manuel D.
RECORRIDO 11 km con desnivel acumulado de 450 m
Participantes: Pili, Paco
Ponferrada, Manuel de Rincón, Paco Hernando, Manolo, Paco Zambrana, Victoria,
Lily, Ricardo, Antonio Usieto y Jesús
Distancia recorrida: 8,5 km
Desnivel acumulado: 275 m
Dar una calurosa bienvenida al amigo Manuel, hombre de montaña y de caminar, que por diversas circunstancias ha estado apartado de las excursiones.
Desayuno en la gasolinera de Torrox. Buen servicio, pan muy endeble.
En el aparcamiento de Torrox
pueblo dejamos dos coches y con los otros tres subimos a comenzar el recorrido.
Lo primero que llama la atención
es la cantidad de aparcamientos que han preparado poco antes de llegar a la
fábrica de la luz de Cómpeta. Los hay antes de cruzar el río y después entre el
edificio de la fábrica y la curva del carril hacia el Acebuchal. Mucha gente
debe acudir al río. Hoy, un miércoles de mitad de septiembre, hemos ido
nosotros 11 y un par de parejas que subían cuando nosotros bajábamos. Sábados y
domingos debe estar lleno. Esto contribuye a que más pronto que tarde, debido a
esa saturación, cierren el Patamalara como ha ocurrido con el Chíllar. No
obstante, el Ayuntamiento de Cómpeta muestra interés por este enclave a juzgar
por los aparcamientos, por la maleza (cañas principalmente) cortadas para
facilitar el paso, y la apertura de una sendita entre el río y la senda al
Acebuchal por encima del Peñón de los Hornos.
El primer objetivo de hoy era una
comida de hermandad en Los Niños de Mezquitilla, de modo que la caminata había
que ajustarla para estar en Mezquitilla sobre las 14,30. Como comenzamos a
andar sobre las 9,15 calculamos 2 horas de subida y otras dos de bajada para
llegar a los coches sobre las 13,30.
El río Patamalara traía un chorro
de agua tremendo. Había algunos compañeros que lo habían recorrido en julio y
decían que llevaba más agua que entonces. Difícil comparación, pero ahora traía
mucha agua. Esta Almijara nunca deja de sorprendernos.
La primera parte del recorrido se
hace a través de un túnel formado por cañas principalmente, con alguna higuera,
zarzas y zarzaparrilla. Esta fresca mañana daba un poco de repelús meterse en
el agua, mas enseguida nos hemos acostumbrado y la comitiva se ha puesto a
esquivar los pedruscos y a aprovechar el suave lecho de arena y guijarros
pequeños.
Se notaba que el personal iba
contento por esos túneles vegetales y esos estrechos cahorros, con la frescura
del río y el buen piso del cauce. Había que sortear algún escalón, evitando las
piedras más resbaladizas, pero eso más que dificultad ponía una nota de
ingenio. Antes del Peñón de los Hornos hay que superar unos rápidos entre
grandes pedruscos que ponen una nota de riesgo.
Al llegar al Peñón, a la derecha,
por una cañadilla, se ha abierto el sendero que, suponemos, va a empalmar con
el del Acebuchal encima del Peñón de los Hornos. Es una alternativa para evitar
la dificultad de las cascadas bajo el Peñón. Pero nosotros no lo hemos tomado,
hemos ido directamente a las cascadas y, por la derecha de ellas, por un
senderillo de cabras muy usado, hemos remontado los peñascos y las cascadas.
Tanto en el principio como al final del senderillo se han de emplear las manos
y si hay algún alma caritativa que ayude, tampoco viene mal.
Enseguida de pasar el Peñón
llegamos al azud de la acequia. En ese punto desemboca el barranco de Juan Rojo
marcando el principio del Patamalara y el final del barranco Moreno, barranco este
por el que continuamos, por un cahorro estrecho, con la pared ornada de
travertino, pero con un piso arenoso excelente.
Más adelante pasamos una pocita
en el río, hecha con piedras, y justo allí llega la senda que viene del
Acebuchal. Entramos en terreno del cortijo Moreno, entre cañaveras, con algunos
olivares incultos a nivel del cauce y zonas cubiertas de mullida hierba. El
cortijo Moreno tiene una casa señorial, a la que nos hemos acercado en algunas
ocasiones, un poco elevada del cauce, se ve que no querían inundaciones, pero
hoy, con el tiempo tasado, hemos seguido cauce arriba.
Hay que sortear algunos rápidos
con grandes pedruscos que ponen los escaso puntos dificultosos del recorrido.
El barranco, que se había abierto a la altura del cortijo Moreno, se vuelve a
estrechar entrando en otro bonito cahorro. Este cahorro anuncia el final del
recorrido. A poco aparece la gran cascada allá al fondo.
Llegar a la cascada supone no
poco esfuerzo para sortear, primero un gran peñasco y luego la primera cascada
que suele tener una cuerda con nudos para facilitar la subida. En el peñasco
grande hemos dado por concluida la subida, con 10 minutos de asueto que unos
han empleado en hacer el Ángelus y otros en subir a la primera cascada.
Habíamos tardado unos minutos más de las 2 horas proyectadas.
El descenso, por el mismo camino,
se ha hecho sin mayor dificultad que salvar los rápidos y peñascos. El descenso
suele requerir mayor atención para evitar caídas y en algunos momentos ha
habido que echar el culo al suelo y arrastrarse para salvar alguno de esos
peñascos.
Sobre las 13,30 llegábamos a los
coches. Un ratito para cambiarnos de ropa y, sobre todo, de calzado, y ¡a
Mezquitilla!
Lucía, quien había sugerido Los
Niños para almorzar, nos esperaba con su cervecita en la mesa preparada para
los 12. Cervezas para quitar la sed y pasamos a la comida. Ensaladas, gambas
cocidas, coquinas, arbitán, culones, pintarroja, raya y boquerones, tres platos
de cada uno distribuidos en la mesa. Todo servido y comido con la debida
parsimonia, acompañado de un rico y fresquito albariño. Algún, postre, licores
dulzones y algún café. Excelente comida de comienzo de curso.
Manuel de Rincón ha tenido el
detalle de invitar a la bebida y los postres. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS MANUEL!!!, y
que la convivencia con Esther siga siendo al menos tan placentera como hasta
ahora.
El Patamalara es un río
agradable, cortito, con algún punto de dificultad, fresco y sombreado. Hemos de
visitarlo todos los años.