jueves, 23 de enero de 2025

MIÉRCOLES 22 DE ENERO DE 2025: QUÉNTAR, CUESTA DEL AZAFRÁN

 

Cuesta del Azafrán. 22 de enero de 2025

Participantes: Fini, Antonio Muñoz, Rafa Lozano, Pili, Paco Ponferrada, Manolo, Antonio Usieto, Antonio Jiménez, Paco Zambrana y Jesús

Distancia recorrida: 9 km

Desnivel acumulado: 460 m

Desayuno en el bar Trébol de Dúdar. Atención estupenda, con pan, aceite con ajos, jamón y tomate. No sé el precio porque Rafa tuvo el detalle de invitarnos por estar en su pueblo.

La comida de confraternización los primeros miércoles de mes es una costumbre que no se debe perder. Enero comenzó con unos que estaban fuera, luego marcharon otros, de modo que no se había podido celebrar el primer miércoles de mes. Pensamos en hacerlo hoy, 22, haciéndolo coincidir con la exploración de un tramo de senda que había abierto el Ayuntamiento de Quéntar, por la cuesta del Azafrán o de los Machos, que era un recorrido cortito, y con la degustación de una olla de San Antón, cuya celebración fue la semana pasada y que en el restaurante Trébol de Dúdar la ofrecían esta semana como plato especial.

Rafa Lozano es de Dúdar. Gracias a sus buenos oficios José, el dueño del Trébol, nos ofreció desayuno antes de las 9 que es su hora de apertura, y nos reservó olla de San Antón para la hora del almuerzo.

La carretera de Dúdar a La Peza, después de Quéntar, pasa por la puerta del merendero Los Prados. Ese fue el sitio elegido para dejar los coches.

Partimos por un carril enfrente del merendero, hacia el oeste, ascendiendo, para dejar ese carril por el primero a la derecha, llaneando, hasta que, poco más adelante encontramos el inicio de la recuperada senda por donde se ha trazado, además, el Camino Mudéjar a Santiago.

Comienza la senda por la orilla de un olivar y desciende a cruzar el barranco del Álamo, con su buen chorro de agua. Este es el punto más conflictivo de la recuperada senda porque las zarzas y la maleza cegarán la senda en cuanto pasen unos meses sin limpiarla. Como contrapartida, caminar un trecho con el agua del barranco al lado, es una delicia de la que pocas veces disfrutamos en estos entornos.

Del barranco sale la senda por la cuesta del Azafrán o de los Machos remontando toda la ladera hasta la cresta de Lomas Bermejas.  Es la antigua senda de Quéntar al Tocón, utilizada como camino de herradura antes de que se hiciese el embalse de Quéntar y se abriese paso junto al río Aguas Blancas. La senda se había perdido y ahora, desbrozada, ofrece una magnífica vía de acceso a Lomas Bermejas.

En el tramo de la subida llevamos a la izquierda, norte, el Cerro Negro cubierto por pino resinero de repoblación. Si echamos la vista atrás, tenemos el cerro del Val, con sus tres cumbrecillas, minado por trincheras de la Guerra Civil, y las simétricas plantaciones de olivo en las parcelillas de la ladera entre el cerro del Val y el barranco del Álamo.

La senda alcanza un colladillo en la cresta de Lomas Bermejas y luego desciende al este, hacia el embalse de Quéntar, a donde llega a la altura del cortijo del Ripio o del Muerto. Por aquí se ha trazado el Camino Mudéjar a Santiago, evitando así subir a Puerto Blanco desde el Tocón de Quéntar. Desde la cresta, al este, bajan los barrancos de Matalluecas, del Pino y Gorrinera hasta el cauce del Aguas Blancas ahora convertido en embalse.

Con un vendaval de cuidado iniciamos la subida por Lomas Bermejas hacia Cerro Negro, aprovechando el cortafuegos que recorre la loma. El pinar nos resguardaba del viento a ratos y ponía una agradable nota de verdor al panorama. De vez en cuando hacíamos una paradita porque el cortafuegos tiene cuestas muy pendientes, y en una de las paraditas estuvimos elucubrando en hacer caminatas para cruzar los puertos de Sierra Nevada entre las laderas norte y sur. Ojalá hagamos alguno de los puertos, pero Antonio Muñoz sacó más de una decena de ellos. Imposible que esta cuadrilla de viejos los haga.

Al llegar a la conjunción con un remedo de carril lo tomamos a la izquierda, para ir al carril que sube del cortijo de la Plata a Puerto Blanco. Allí nuevas señales del Camino Mozárabe, en paralelepípedos de granito con el símbolo del camino de Santiago grabado. No hay granito por estos andurriales. A saber de dónde han venido y cuánto han costado.

En vez de tomar el carril al cortijo de la Plata tomamos una senda bien marcada que va por encima hasta el Toconcillo, una llanurilla abrigada bajo el tajo de las Grajas y la Cuerda de los Pelaos, orientada al sur, con un buen manantial, cuya agua riega las huertas del Toconcillo y se lleva a la balsa de la Comina. En el Toconcillo tomamos un ligero Ángelus a base de bombones de Pili, pasas de Zambrana y tortas de Fini, y digo ligero no porque no tuviéramos voluntad de comer, sino porque nos esperaba la olla de San Antón en Dúdar.

Por el carril bajamos del Toconcillo a la pista que, entre almendrales y olivares, pasando por la fuente de los Morales o Fría, nos llevó al lugar donde habíamos comenzado la caminata.

En una mesa redonda que buscó Usieto en el Trébol nos sentamos los diez comensales dispuestos a probar la famosa y largo tiempo esperada olla de San Antón. Sacaron primero los encurtidos de aceitunas, pepinillo, piparras y cebolla, luego el remojón que es una ensalada de naranja, huevo duro y cebolla, después la olla propiamente dicha, guiso de garbanzos, judías y habas con caldo, y terminamos con la pringá, unas bandejas de morcilla, tocino y carne guisada. Nos comimos todo lo que sacaron y aún pedimos un poco más de caldo para pasar la pringá.

Por si alguien se había quedado con hambre aún pedimos dos raciones de queso, unos postres de arroz con leche, tartas de queso y chocolate, con cafés y unas copitas de orujo.

Excelente menú. Todo riquísimo. Salimos con la intención de volver, al Trébol y a Dúdar, porque Rafa Lozano nos emplazó para el 12 de febrero a tomar chivo en su molino. Hablaremos de ello en su momento.

La Ruta

















Comida suave para elegir.........
Para hacer boca......

La Olla de San Antón .....
Con su Prigá .....
.... y los ricos postres






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