Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Miguel González, Miguel Bermúdez, Paco Hernando, Manolo, Paco Zambrana, Lily, Victoria, Antonio Muñoz, Fini, Antonio Usieto, Antonio de Fornes y Jesús.
Distancia
recorrida: 15 km.
Desnivel acumulado: 600 m.
Desayuno en la gasolinera de Beas. Buen pan, buen aceite, buen jamón y buen servicio, a casi 3€. Jesús tuvo la deferencia de invitarnos al desayuno por su cumpleaños. ¡¡¡FELICIDADES!!!
El
sendero de la Cañada del Sereno lo hicimos en 2019, antes de la pandemia, pero
Antonio quería darle un recorrido algo diferente, fundamentalmente bajar del
cerro de la Majada del Arroyo por la cañada del Sereno en vez de dar la vuelta
por la fuente de la Teja.
Con
ese propósito partimos del puerto de la Mora justo donde principia la pista a
la casa forestal de Los Peñoncillos, en un día sereno, sin viento, con muy
buena temperatura, aunque con calima que limitaba mucho la visibilidad.
Siguiendo las indicaciones del sendero Cañada del Sereno, por esa vereda
amplia, limpia, con buen piso, inmejorable, dimos la vuelta a la loma del Toril
para entrar en el barranco de los Corrales dando vista a las ruinas del cortijo
de los Corrales por detrás de las cuales pasa la senda rodeando la loma de los
Corrales.
El
mirador de los Corrales tiene una excelente vista de Sierra Nevada que estaba
repleta de nieve, pero con la calima la nieve tan apenas destacaba del cielo
gris. Esa iba a ser la tónica del día: pérdida del fondo de las panorámicas.
Del
valle de los Corrales pasamos al de los Cajeros, limitado al norte por la loma
de la Zarraca. En esa loma, al lado de la senda hay otro mirador, el del
barranco de los Mármoles que discurre a nuestros pies. Desde el mirador se ve
muy bien la boca de la cueva de los Mármoles, en la ladera del cerrillo de los
Mármoles, debajo de los cerros de Carbonero, Encina y Pino.
Del
mismo mirador parte una sendita a la cueva. Por ella continuamos descendiendo a
la planicie que es el lecho del barranco de los Mármoles. La cueva es poco
profunda y está soportada por un par de columnas fruto de la unión de
estalactitas con estalagmitas, con el techo ennegrecido por el humo de los
pastores que la han utilizado a lo largo de los siglos. Merece la pena
acercarse a ella.
Volvimos
sobre nuestros pasos a la senda de la Cañada del Sereno que sigue por pinar de
pino carrasco, resinero y salgareño, perfectamente construida, con albarradas en
el talud, con la misma tónica del principio: llanear o subir muy suavemente.
Caminar por ella es una delicia porque propicia la conversación entre los
grupitos que habitualmente se suelen formar en las caminatas.
Atravesamos
el calar y barranco de los Mármoles para llegar a un buen mirador natural hacia
el norte y oeste, en la loma del Muerto, donde se da vista a los cerros del
Corzo, Hoya del Esparto y Carboneras en primer término y detrás a los tajos de
la Cuerda de la Gallega y peñón de la Mata. Poco más adelante, en la umbría de
Polvorite, entre narcisos y adonis vernal florecidos, la senda se divide. Hay
que tomar el ramal de la izquierda que desciende por la ladera del cerrillo del
Muerto. Paramos a hacer el acostumbrado Ángelus y continuamos descendiendo
hasta alcanzar el barranco de Polvorite donde tomamos una pista a la derecha
que sigue el trazado de la Cañada Real de Víznar a Silla Baja.
La
pista asciende al collado del Cigarrón donde gira al sur, pasa por encima de la
fuente del pino de las Siete Ramas, deja a la izquierda los Puntales de la Mora
y el cerro de los Pollos, y en el collado de la Majada del Arroyo la dejamos
para internarnos campo a través o siguiendo sendillas del ganado, en las faldas
del cerro de la Majada del Arroyo y subir a la cima del cerro.
La
cima tiene unos farallones rocosos impresionantes y unas inigualables vistas a
Sierra Nevada. Los más arriesgados treparon al farallón más prominente mientras
los más prudentes aguardábamos en la pradera.
En
la pradera, debajo de un hermoso pino, encontramos el restaurante perfecto, al
sol, protegidos del poco viento que hacía, en una zona bastante llana que nos
permitió armar un buen rolde. Comenzaron los aperitivos de chacina, boquerones
en vinagre, gambas y guacamole. Siguieron las ensaladas tradicionales y de
judía verde, la ensaladilla y las tortillas. Como platos fuertes dorada con
mayonesa y tomate, filetillos tiernos, dos tipos de pollo, carne picada con
especias, solomillo con ajos… y quizá alguna cosa más. Para beber cervezas
fresquitas y vinos de Castilla, Rioja y Toro. Terminamos con algo de fruta,
flan de Victoria finísimo y bombones, con té y orujos. Excelente ágape.
Del
cerro de la Majada del Arroyo bajamos al sur, sin senda al principio, pero
Antonio enseguida localizo la senda que por el collado de las Víboras baja a lo
largo de la cañada del Sereno. Una senda muy bonita, entre pinos, encinas y
farallones rocosos, empinada al principio y bastante llana después. Unas
gotillas hicieron que los más timoratos sacaran los impermeables que tuvieron
que volver a las mochilas 10 minutos más tarde, ya sin lluvia y con calor.
La
senda baja con la cañada del Sereno hasta una puerta metálica que la corta al
llegar a la antigua carretera y actual autovía. Hay senda marcada a la derecha
para evitar la puerta y la malla de alambre que continúa por la llanura en la
que se convierte la cañada del Sereno hasta el aparcamiento.
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